![]() |
Levante la mano el que extrañe a Chichoni. Disculpame, Fede, sos un capo, pero no por esta tapa, pese a que está bien hecha. |
El cambio vino de varias maneras: Sasturain fue relevado de su cargo de frontman y co-director, quedando relegado a su posición inamovible de dueño de la marca, Lautaro Ortiz tomó las riendas en solitario junto con la redacción de la editorial, que ahora viene al final del tomo, la revista tiene una casi fanzinera periodicidad trimestral, el precio se elevó a 100 pesos y la cantidad de páginas a 100 (contando el pliego de la tapa). Además de eso, en vez de "número", ahora la revista se presenta en "volúmenes" y el subtítulo perdió su nacionalismo, aunque no su pretenciosidad: LA HISTORIETA.
El interior de la revista, hasta aquí, nos dice que el cambio no favorece mucho más a esta etapa que a la previa, respecto de la etapa original. El rumbo que parece tomar la FIERRO fluctúa entre "más cantidad que calidad" y "menos es más pero tampoco la pavada".
¿Leyeron mi reseña de "El Antro Nº1" de hace unas semanas? Bueno, si Lautaro Ortiz me considerase algo más que un flaco que escribe un blog, si es que siquiera supiese de mi existencia, claro, poco estaría haciendo para cerrarme la boca cuando digo que aquella modesta revista de Vendetta Ediciones es lo que debería ser la Fierro hoy. Seguramente Ortiz tiene planes para la Fierro que no tienen nada que ver con los que Leo Figueroa tiene para El Antro. Lo que yo quisiera saber, viendo el contenido de este volúmen 4 es QUÉ PLANES SON ESOS.
DÓNDE SE PARA UNO
La filosofía de este sitio es darle al lector una referencia de desde dónde uno habla del objeto de una reseña. Es un ejercicio no de objetividad, sino de honestidad, cosa por demás infrecuente en la crítica en particular, y últimamente también en el periodismo en general. En primer lugar, yo entiendo que, siendo una palabra derivada de historia, la historieta debe contar justamente eso, una historia. No se trata de una regla rígida, ni hay que cumplir el esquema occidental de tres actos, sí se trata de que la historieta diga algo, y que lo diga con la suficiente claridad como para que el lector pueda, con una primera lectura, sacar alguna cosa más o menos en limpio de lo que acaba de leer. Aún los números más flojos de la vieja Fierro cuentan algo. El Antro es breve y tiene historietas cortas y episódicas, y uno cierra el ejemplar y puede decir aproximadamente que pasó en esas páginas (la tropa de soldados con poderes llegó a un refugio, los asaltantes mataron a los competidores y subieron al tren, un periodista saca una foto comprometedora de un superhéroe y fracasa al tratar de vendérsela a los supervillanos). Lu Comics, reseñada hace dos lunes, tiene chistes que acaso duran una viñeta, pero al terminar uno encontró muchas historias pequeñas (historietas, si te parece también) tensiones entre situación y remate que están contando algo. Y eso es lo mínimo que le pido a una historieta, y más a una revista que se llama a sí misma "LA HISTORIETA".
Y ASÍ VIENE LA COSA
Entre las cien páginas (94, si le restás el pliego de la tapa) Fierro dedica las páginas 37 a 56 a rescatar el MANUAL DEL GORILA de Del Peral y Kalondi, que se publicara en 1964. No hay historieta estricta acá, sino textos de uno e ilustraciones de otro, pero lamento decir que es la papa más fina del volúmen, sin desmedro de otras piezas que rescato del océano gris que compone el ejemplar.
En el resto, la impresión general que este cuarto volúmen de FIERRO me da es que la idea que Lautaro Ortiz tiene de lo que debe ser LA HISTORIETA es FEA. Aunque algunas historietas tienen algún balance entre la belleza gráfica y la narrativa (la de Santullo y Jok, por ejemplo) todas las historietas parecen haberse decantado por una u otra, y se ciñeron a un molde estrecho y calculado para que la revista no le pueda dar de comer a las otras editoriales, como se jactó Lautaro Ortiz muy polémicamente, en una entrevista, que la Fierro previa hacía con todas esas historietas episódicas que luego eran recopiladas por sellos como Historieteca.
Seré malpensado, acaso, pero las historietas de una o dos páginas donde no hay lugar para el desarrollo, debe ser frustrante para los pibes que convocaron, todos llenos de ganas de jugar en ese equipo de primera que es la FIERRO (el único equipo de primera que hay, en el inexistente mainstream nacional, sin grandes editoriales de historieta que pongan sus materiales nacionales nuevos en los kioscos de diarios), toparse con tan estrechos márgenes de maniobra que ni siquiera les permiten tirar el jamón del medio aunque sea en fetas.
![]() |
Si ésta es la visión de Ortiz de lo que debe ser LA HISTORIETA, alguien debe recomendarle un oculista con suma urgencia, sí señor. |
Hasta lograron que no me guste lo que hizo Sémola Souto ni lo de Fede Pila.
Lo peor de todo es comprobar que, tras estos nuevos cuatro volúmenes de la renovada Fierro, lo que me rompía las bolas de la etapa anterior no fue parte del cambio. Lo ecléctico de la selección de autores sigue generando la misma alternancia entre números aceptables y números apenas pasables. Y la existencia de El Antro hace que lo "apenas pasable" de Fierro se perciba todavía más "apenas" y menos "pasable".
Es una pena sacarse de encima los desafortunados esmeros de Juan Carlos Quattordio con los superhéroes (esmeros que podrían haberse rumbeado a temáticas más acordes a su capacidad humorística que adaptar el libro de Sasturain) para acabar poniendo dibujos con tachones de Iván Riskin. Pero quizás ahora la historieta es eso, capaz Lautaro tiene esa visión y va tras ella, busca a las nuevas generaciones de lectores, y yo soy un anticuado que quiere leer historietas que se entiendan y que no parezcan arte abstracto o coneptual. O capaz quiere volverse una especie de mecenas de artistas comiqueros de vanguardia, y piensa que lo figurativo y claro ya fue y que lo nuevo es feo, ininteligible y se pasa de las convenciones (las de la historieta y las de historieta). O tal vez es todo eso junto y además que nadie pueda juntar todos los trabajos y convertirlos en una historieta coherente que puedan editar Historieteca, Domus o Loco Rabia, vampirizando el apoyo generoso y visionario que él le hizo a esos autores que no los conocía nadie en su país de no ser por la FIERRO.
No sé, hubiera querido reseñar el número pasado, que tenía mejor promedio y se parecía más a lo que a mí me gustaría que fuera la Fierro: una revista que no te haga sentir que gastaste tu vista al pedo en la mitad de las páginas.
MAX KING
PD: en serio, ni me voy a dignar en reseñar en detalle el contenido, pieza por pieza, como hice la vez pasada. He mencionado algunas piezas que quería destacar para bien o para mal del ejemplar, y por lo demás no quiero tener que decir de algunos autores que respeto cosas que el resto de su obra no merece por culpa de lo que han hecho en este volumen 4. Ojalá en tres meses todos se rediman al menos un poco... y que Vendetta saque más números de El Antro.