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lunes, 16 de abril de 2018

Liga del Mal - La Cuenta Final

 Libro formato 23 x 16 cm, 120 páginas, color, encuadernado rústico. Editado por Loco Rabia (https://www.locorabia.com.ar/) y Grupo Belorofonte (http://grupobelerofonte.blogspot.com.ar/).
Facebook del colectivo Liga del Mal: https://www.facebook.com/ligadelmal Autores: Tony Ganem, Manu Perotti, Gerardo Baró, Patricio Plaza, Industrias Lamonicana, Diego Simone y Pablo Tambuscio.


Cierra con todo una gran serie de libros.
Esta vez, de la mano de Loco Rabia-Belerofonte

¿Qué onda?
En esta reseña de junio de 2014 hablé por primera vez de la Liga del Mal. Ahí está clarito por qué el nombre, ya que en esta antología de historietas no hay verdaderamente lo que se dice "tipos con superpoderes". La Liga del Mal son los autores, que hacen pasar las de Caín a sus personajes. Ni siquiera el pobre Pollito de Epic, que ha logrado decir presente en los tres tomos y se entiende a sí mismo como un héroe logra finales verdaderamente felices.
En los cuatro años que pasaron desde aquel primer tomo, tampoco la Liga del Mal ha salido indemne: el editor que confió en ellos primero, Diego Cortés, mastermind de Llanto de Mudo, falleció en agosto de 2015, a poco de sacar el segundo tomo de LdM. Eso explica en parte que hayan pasado más de dos años para que viera la luz el tomo final, esta vez jugando a dos bandas, con apoyo en ambas orillas del Plata. Loco Rabia en Argentina y Belerofonte en Uruguay editan conjuntamente éste, el que se anuncia como el último tomo. Y se despiden como corresponde, con 120 páginas y un prólogo de Rodolfo Santullo. No podía pedirse algo mejor, salvo, si uno se pone muy paquete, detallitos en laca en la tapa, que ahora está muy de moda (sobre todo luego del uso que Purple Comics le dio a la novedad en su excelente Panteras).
Igual que en los tomos anteriores, la tira "Mendieta Recibe", de Industrias Lamonicana, queda afuera, entiéndese que porque es una pieza de actualidad y no combina con la atemporalidad de las restantes historietas.

¿De qué se trata?
Nuevamente seis son las historietas que componen esta entrega final. Todas vieron la luz, como es habitual, en Facebook para luego ser llevadas al papel.

La Leyenda de Taku, de Manu Perotti y Tony Ganem
¿Les chimento el nombre del pollito?
El nombre completo del pollito es...

Tras los hechos del episodio anterior y los del primer episodio, publicados ambos en los números anteriores, el tribunal de E.P.I.C. le asigna al Pollito protagonista una nueva misión. Debe dirigirse a Japón para derrotar a un Dragón. Nada de lo que hubo en las entregas anteriores se ha perdido: el pollito cuyo nombre desconocemos sigue siendo reconociblemente porteño en sus actitudes y lenguaje, su despiste y nula atención a otra cosa que a su ego hace que piense que es a un ladrón al que debe vencer. Con voluntad de diamante y coraje de talco, volverá a vencer en donde otros fracasan y a fracasar en donde debería haber vencido. Un corolario perfecto que sigue dejando ganas de más. Ojalá alguien le edite un libro entero a este personaje.

El Rey de la Ruta, de Gerardo Baró
Toda la onda. Gerardo se luce de verdad.

Hay un levísimo cambio en el estilo de Gerardo en esta historieta, respecto de las dos anteriores. El trazo en aquellas se veía un poco más... ondulado, por no decir tembloroso, que creo que no corresponde porque se nota que Gerardo mide cada trazo que da. La evolución va hacia un lugar más cartoon que las piezas previas, pero no por eso menos truculento en lo que sucede. Recordándome un poco a La Autopista del Sur de Cortázar, otro poco a la saga de Mad Max, un grupo de vehículos parece haber quedado atrapados en un puente, a causa de un embotellamiento y un derrumbe, en lo que aparenta ser una situación apocalíptica. Pero aquí no parece eternizarse el embotellamiento en un juego de narración y temporalidad donde a la vez parecen pasar horas que semanas, como en el cuento de Cortázar, aquí ya han pasado veinte años. Una novedad que se mueve por la ruta desde el norte llega amenazante, pero tampoco se vienen los salvajes en jeeps modificados a cagar a todos a tiros, como en Mad Max, tan solo viene lo peor que a un rey de la quietud puede ocurrirle: volver a moverse.
Con todo, el final más feliz que le haya leído a Baró en las tres entregas. Incluso un miembro de la Liga del Mal a veces se apiada de sus enemigos.

La Logia Blanca, de Patricio Plaza
Cosas que se hacen por amor.

Plaza siempre mezcla religión, alguna situación ordinaria, y un nudo sobrenatural en el medio de la trama. Su dibujo ha ido evolucionando por un camino parecido al de Baró, con un trazo que se ha vuelto más sereno y prolijo, y guiones que se han ido alejando del grotesco, a favor de humores más elaborados. La base sigue ahí, un muchacho que busca a su amigo que se marchó sin más explicaciones que las de una carta, y ha caído en manos de lo que parece ser una secta religiosa. El joven quiere rescatar a su amigo en el momento del rito magno de la Logia. Lo sobrenatural, como es costumbre en los guiones de Plaza en LDM, viene a trastocar el tono que venía teniendo la historia y a resolver y revelar lo que estaba oculto. No les espoileo el final para que puedan disfrutarlo, aunque convengamos que leerlo sabiendo el final no ha mermado el disfrute.

Video Home- Pesadilla Analógica, de Industrias Lamonicana
Tan acabado, tan preciso, tan perfecto es el estilo de Industrias Lamonicana que se comprende que sea, junto con el de Tony Ganem, el estilo que menos evolución presenta entre el Tomo 1 y esta entrega Final. El guión, en cambio, en esta ocasión es de lo menos paródico y cómico que haya presentado. El título, me animo a decir, se queda corto para describir lo que sería, de llevarse al cine, una excelente y estremecedora película de terror, como una versión argenta de IT mezclada con La Llamada, pero sin payaso, sin la nena del pozo, sin "seven days" al atender el teléfono. Ya les digo que aprovechen que lo tenemos a Andy Muschietti para que lleve esta historieta a la gran pantalla.
Y un aplauso para el manejo eficaz de registros diversos sin cambiar una gota de su estilo de Lamonicana. De verdad se pasa, el pibe.

Las Perras Diamante, de Diego Simone
¿No llegaron a leer el nombre
del pollito? Es que me quedé
sin espacio. Mala mía...

Esta historieta está llena de referencias a los trabajos de toda la LDM. En la página 2 aparecen Pomeranik y Ramirito (Historieta 6, Tomo 1), en la siguiente página, aparecen el Pollito de E.P.I.C. y Weng (Historieta 5, tomo 1), dos páginas después aparecen el cazador de monstruos y el chinito del casco de El Rey del Terror (H3, T1) y también aparece en un cuadrito el protagonista de la historieta anterior. Ahí lo que pude reconocer. Sobre el estilo y guión de Simone, lo que hay no es evolución, sino versatilidad. Ninguna de las tres historietas de Simone en LDM se parece a la otra, ni en temática ni en estilo. Aquí es una aventura de tono futurista con algún elemento sobrenatural y donde en la primera hubo truculencia y en la segunda terror cruento, aquí hay genitalidad. Es la pieza que más grita que la historieta no es un arte exclusivamente para niños. Una ex rockera devenida en cazadora de tesoros se enfrentará a su ex-frontman para obtener una pieza invaluable, y su rival está preparada para su llegada.
¿Entendiste algo? Bueno, yo casi no entendí nada, pero como bien dicen al final, y sin espoilear, valió la pena el viaje.

Marina, de Pablo Tambuscio

En mi ejemplar de este
libro tengo a este
personaje dibujado por el
autor junto a la dedicatoria
y la firma. Un lujo.
 
Tambuscio es otro que parece pararse en la versatilidad de cambiar el estilo para adecuarse al tipo de historia, pero así como sus guiones mezclan lo costumbrista con lo tenebrosamente sobrenatural, los cambios de estilo llevan claramente el sello inconfundible de su trazo. Sin parecerse estilísticamente, es como lo que pasa con Lucas Varela: no importa cómo dibujen, si es más serio o más cómico, más realista o más caricaturezco, siempre se nota que es un dibujo de él. Igual sucede con Pablo.
En esta historieta, la que parece una situación frecuente de vecindario, de vecino joven que no mide el volúmen de la música y vecinos ancianos que se quejan, deriva en una situación extraordinaria, en la que el protagonista, más que las de Caín, pasa las de Ulises al pasar por la isla de Strómboli, sin atarse a mástil alguno y sin ponerse cera en los oídos.
Siguen debiéndonos datos de los autores en el libro. De veras, muchachos, a esta altura ya debieran haber entendido lo importante que es conocer a estos villanos que conformaron la Liga y nos deleitaron haciendo sufrir a héroes y antihéroes en una docena y media de historietas. Otro poroto para El Antro, dicho sea de paso.
Lo que deja esta trilogía genial son ganas, muchas ganas de leer más de lo que puede ofrecer esta gente, que en varios casos se las rebuscó para demostrarnos que lo que ya parecía perfecto en el primer tomo, podía mejorar aún más.
¿Deberemos esperar dos años más?

¿Quién debería comprar La Liga del Mal - La Cuenta Final?
Reitero la referencia de la primera reseña: "
Seguramente el libro te va mejor si te gustan las aventuras que si sos un enfermo de los superhéroes, un otaku que no puede consumir nada que no se vea como si saliera en la Shonen Jump o un cerrado de la historieta costumbrista. O sea, si sos cualquiera de esos, más que amante de la historieta sos un necio y no merecés leer nada, ni Gaturro siquiera." Pese al cambio de editorial, a los cambios de estilo, de temática o de onda, es bueno ver que la calidad no cayó ni un ápice y que, como el dibujo de algunos de los miembros, evolucionó para mejor en cada tomo.
Este tomo marca un final, pero ya sabemos que los finales, en historieta, anteceden siempre a nuevos comienzos. Que así sea.


MAX KING

viernes, 25 de julio de 2014

Purple Comics Nº 3

Revista formato 14,5 x 20 cm, 46 páginas + tapa, blanco y negro, tapa y retiraciones color, encuadernado rústico. Autores varios. Editado por Purple Books. Blog original: http://purple-comics.blogspot.com.ar/ Sitio actual: http://comicspurple.com/
Cuando sumás talento, te salen tapas bellamente diseñadas como ésta.
¿Qué onda?
Purple Comics es una suma de voluntades basada en una inusual receta que mezcla los siguientes ingredientes:
Autores jóvenes, talentosos y frescos: 1 puñado.
Espíritu fanzinero de antología como modo de sumar mangos para poder publicar: 1 kilogramo
Mente maestra que mueve los límites más allá del ghetto fanzinero de salir cada vez que se junta el mango y las ganas de terminar la historieta: 1
Diseñador gráfico que la tiene clara: 1
Bolas para sacar algo diariamente aunque no necesariamente te paguen: 1 MONTÓN
O sea, agarrás la típica antología de fanzineros, le clavás esteroides, laburo a conciencia y atención a los detalles, y sacás tres números de historietas en papel y 15 revistas electrónicas en el transcurso de un año.
Producido por Mariano Sciammarella y dirigido por Lea Caballero, Purple Comics sale primero como blog al estilo de Historietas reales, con una serie distinta por día dando entregas semanales; luego sale como revista electrónica, descargable en el sitio arriba indicado, y como parte del propio plan de Lea y sus secuaces, en papel, a períodos regulares, cumplidos tipo reloj suizo durante el 2013.
Lo que hacen estos pibes, la mayoría de ellos más jóvenes que yo, me hace decir "cuando sea grande, quiero ser como ellos".
¿De qué se trata?
Purple Comics es una de las antologías más parejas en calidad que me ha tocado leer. Si han leído mis reseñas anteriores, habrán visto que, en general, las publicaciones que reúnen material de autores varios tienen altibajos. Y no es un tema de estilos. Purple Comics tiene dibujos de 5 autores con estilos propios, dos de ellos emparentados con el manga, pero separados del estilo puro yendo por caminos gráficos diferentes entre sí. Ninguno decepciona.
Por supuesto, nunca nada es rosa, y no voy a evitar observar cosas, pero sepan que mi detallismo rompepelotas no logró mellar mi experiencia como lector en lo absoluto.
Ahora, a las flores y las castañas, mis amigos. Las piezas incluídas en este número son:
Mad Hawk, Rain Maker, capítulo final, por Lea Caballero
El autor de Yo Nen y Cielo despunta el mash superhéroes/manga en el episodio final de este arco de MadHawk. Ciudad Cromática tiene la injustificada fama de esconder un fabuloso y mítico tesoro y es atacada por criaturas y villanos con regularidad merced de esta causa. Rain, el alado protagonista se enfrenta a una horda de hombres de lava, invencibles por número y por la imposibilidad de apagarlos con meros chorros de agua. Rain provoca un diluvio que inunda la ciudad con proporciones catastróficas para tratar de apagar y drenar a los enemigos y salvar así a la ciudad y a sus habitantes. Si te parece peor el remedio que la enfermedad, podés estar en lo cierto, pero Ciudad Cromática tiene un héroe que no suele tomar crédito: su gente. No te digo que Lea resuelva el entuerto con la elegancia del James Bond de Sean Connery, pero se las rebusca no solo para justificar que una inundación hecatómbica no acabe con la ciudad ni con sus habitantes, sino también para aprovechar la situación para dejar abierta la puerta a un nuevo villano, esta vez uno en el sentido clásico del villano del comic yanqui.
Gráficamente, Lea la tiene clara y en las escenas grandes se destaca su calidad. Una splashpage y una doble splash con viñetas insertadas muestra cómo debe dibujarse una ciudad inundada y el oleaje de tormenta.
Crónicas de tinta "La Sangre es más espesa que la tinta", por Marce Martí.
La chica que de día labura en una imprenta y de noche aprovecha su poder de transmutarse en una etérea masa negra líquida que se mueve entre las sombras, investigando misteriosas muertes en plena calle, bajo el nombre de La Tinta. La Tinta está llegando al meollo de su investigación y se topa con un adversario inesperado y más interrogantes que respuestas. El dibujo parece perder un poquito de fuerza al imprimirse en este formato. En la versión web, esas mismas tramas de grises se ven mejor, aún en las viejas pantallas CRT, pero es un detalle. La historia fluye, la intriga crece y uno queda con ganas de más, que es lo que esta revista quiere, al fin y al cabo.
Jellykid, Hero time, por Franco Viglino.
Si no sos del palo de los superhéroes, difícilmente entiendas que un nene de la calle que vive en la casilla abandonada de los guardavidas de una playa encuentre una especie de gorro de baño mocoso como una aguaviva y en vez de tirarlo a la basura se lo ponga, adquiriendo increíbles poderes marinos. No solamente eso, tampoco entenderás que apenas adquiridos esos poderes, el pibe los use como si hubiera nacido con ellos. Si sos del palo, sabés que eso es normal. Y si sos lector de Max King Comics!, sabés que hay leyes científicas que explican estos fenómenos. Se trata de la Ley de Broome-Kane, que explica que todo poder recién adquirido es utilizado instintivamente en la primera ocasión en que se requiere y recién luego de eso, la mente conciente empieza a procesarlo y a comprenderlo, y el aprendizaje comienza casi de cero.
Viglino tiene un estilo mangoso mucho más cercano a lo que uno entiende como manga que Lea Caballero. Si yo supiese algo de estilos de manga, de seguro les diría exacto qué autor influye a cada quién, pero no es el caso. Y la verdad, poco me importa, porque los dos dibujan muy bien y lo que hacen me gusta más que la mayoría de los mangas que he tenido la chance de chusmear. Jellykid está saliendo de ese estado que describe la Ley de Broome-Kane y acaba de salvar a un hombre y a su hija de un incendio en la embarcación del pescador. En gratitud, el hombre lo lleva a su casa, una casa bastante grande, justificada en que el hombre trabaja en el faro y transportando cargas entre las islas (la historia ocurre en un archipiélago). Cuando el pibe está instalado y finalmente se cambia la ropa (deja la camiseta del Niupi, referencia a Captain Tsubasa para los del palo del manga) cuando es llamado por una voz de regreso al mar. Allí es donde Oliver (como Atom, más referencias a Captain Tsubasa) vuelve a calzarse la gorra que le da sus poderes y nada al encuentro de su Abin Sur, de su OA, de su consejo de Maltusianos, la Mother Jelly, que le va a explicar al pibe por qué fue elegido para ser el Jelly Kid, el pibe aguaviva. El dibujo es impecable, con un preciso balance entre grises manuales y tramados mecánicos. Hay dos splashpages en esta historieta que son joyas gráficas. Entre esto y lo de Lea Caballero, me compro cinco sombreros para poder ponérmelos y sacármelos uno por uno saludando esta calidad. En serio, muchachos, se pasan.
35, Tierra, por Diego Bo Fernández.
En un mundo posapocalíptico, 35 es uno de muchos guerreros creados genéticamente al que envían desde la supuesta última ciudad de la civilización humana para explorar "el yermo". La idea no es que pase los límites del yermo, sino que los habitantes de la ciudad no tengan nunca esperanzas reales de abandonar esa ciudad aíslada de la supuesta raciación imperante fuera de la cúpula. El guión hasta aquí deja muchos espacios vacíos para que los llene el lector, tira poca información y mucha acción, y el dibujo tiene dos cosas que, sin bajar la calidad general de la revista, le bajan contundencia al talento latente de Diego: las tramas mecánicas son más grandes que las de cualquiera de las otras historietas del número, lo que molesta un poco, y el dibujo es demasiado limpio para el estilo, y para el blanco y negro. Hay escenas donde los cuerpos no se ven tan naturales y si alguien es neurótico de la anatomía marcará algunas poses incompatibles con la figura humana, pero yo no dudo que Diego Bo puede llegar a ser bueno. Lo que aparece en cada viñeta se entiende y eso es mucho, si tenemos en cuenta algunas de las últimas reseñas que hice. No muchos dibujan tan bien las manos abiertas, aunque se le nota que los puños le cuestan (paradoja, ya que a los que dibujamos mas o o menos, los puños nos salen, coherentemente, como piña, y las manos abiertas nos cuestan).
Le Fadet, El relato final del bosque, de Fer Gris.
Quería conocerla en persona, pero Fer Gris se mudó al sur y no suele estar en ninguna de las apariciones de la troupe de Purple Comics. No siempre se encuentra uno a una dama que dibuja fantasía medieval, con sus caballeros de armadura y las espadas, y las brujas, y los duendes, y las imágenes oníricas y mágicas. La historia del caballero que se enamora de la ninfa y gana la eternidad en el bosque mágico del Fadet acaba cuando el caballero, que había sido retenido en el bosque por la belleza de un hada, debe defender el bosque de un cazador. A veces, Fer me recuerda a Alcatena, aunque ciertamente Gris usa muchas menos rayitas (Quique ranquea atrás de Brian Bolland en la lista de dibujantes que más rayitas hacen cuando arman las tramas) y a veces la belleza de las imágenes radica en la limpieza del trazo. Una buena coronación para un gran número.
¿Quién debería comprar Purple Comics Nº 3?
Además de los que ya compraron los números anteriores, Purple es una balanceada antología de aventura y superheroísmo, con espacio para agregar géneros y talento para tirar al techo, bien editada y muy bien producida. No solamente hay que comprarla, también hay que bancarla, porque el proyecto de Lea para este año es sacar un libro a todo culo con mucho, pero mucho material. Es más, han armado un proyecto para juntar la guita para llevarlo adelante mediante Crowdfunding, lanzado en Idea.me (AQUÍ) No solamente recomiendo conseguir la revista, sino también apoyar a este libro que ya tiene una hermosísima tapa dibujada nada menos que por Salvador Sanz (Angela Della Morte, Catzole). Papa fina, hay que bancarlos.

MAX KING

miércoles, 23 de julio de 2014

Carlitos Año 2: "Héroes o demonios"

Libro, formato 22 x 15 cm, 72 páginas blanco y negro, tapa color, encuadernado rústico. Editado por Universo Retro. Autores varios. Sitio web de la editorial: http://www.universoretro.com.ar/
Tapa ilustrada por Flavio Luccisano que muestra los tres momentos más importantes. El primer episodio de Carlitos tenía mucho blanco en la tapa, éste tiene una ilustración como para poster de película.

¿Qué onda?
El primer tomo de Carlitos dejaba a este veterano perdedor encerrado en un manicomio, acusado de causar el incendio de donde, ataviado con el traje original de Batman de Adam West, rescató a una nena. Así lo confirmamos en Antología de Héroes Argentinos Volúmen 3, de la misma editorial, reseñada en este mismo sitio (ACÁ). Cuando Bizancio rescata a los héroes, encuentra a Carlitos en ese manicomio y le avisa que le va a mandar a alguien. Es en este número donde se verá qué pasó con esa promesa, aún cuando Bizancio ni pinte. Con el creador de Carlitos, Sebastián Ariel Rizzo como mente maestra detrás, él y otros guionistas arman un Carlitos fragmentado en siete historietas cortas que construyen la base del Carlitosverso que se viene, con aliados, enemigos y una épica propia para un héroe que surge, luego de empezar cayendo bien abajo, incluso cuando la pobre vida que llevaba Carlitos al principio de la primera entrega parecía no admitir más subsuelos.

¿De qué se trata?
Tras un prólogo de Gabriel Bobillo, empieza de lleno la acción con las siguientes piezas de comic:
Kerosene, con guión del propio Bobillo y dibujos de Alberto Aprea.
Se presenta un enemigo, un pesado que hizo guita con negocios turbios, tras leer sobre Carlitos rescatando a la nena quiere beber del caldo de la redención, pero en la leña echa el kerosene de la venganza mafiosa, y se quema con el fuego del tiro con el que pretendía matar dos pájaros. A un admirador de Batman le hacía falta un personaje con la cara quemada como enemigo. Gran guión de Bobillo y un dibujo de Aprea que aporta fuego a la situación, justamente lo que ese guión más le pide.
Víctor y Dumbo "Horas Extras", con guión de Sebastián Rizzo y dibujos de Matías Paolini.
Si Starsky y Hutch fueran de la Bonaerense, no serían Mosca y Smith, sino Víctor y Dumbo. ¿Por qué? Mosca y Smith eran honestos, al fin y al cabo. Victor y Dumbo... son coherentes a su contexto. En el guión, Rizzo muestra la cancha que tiene para mezcar humor, acción y una historia urbana de canas argentinos que hacen "horas extra", y cuando ves lo que hacen, entendés por qué el encomillado. En los dibujos, Paolini pide color, y lo pide demasiado intensamente como para convencerme de que el dibujo es bueno. Tengo un ejemplo patrón para ilustrar cuando un dibujo es tan bueno que aún sin colorear se sostiene: Cazador Nº 7. Originalmente pensada para salir a color, la historieta salió en monocromo por problemas que ya ni recuerdo y es el número en blanco y negro que más me gusta de los siete. El dibujo se veía tan bien en blanco y negro como se iban a ver los siguientes números a color. Y es que el buen dibujo no necesita el color para zafar. Claro que el color puede ayudarlo o incluso mejorarlo, pero siendo bueno, puede prescindir de él.
No pasa con este dibujo de Paolini, que parece necesitar color para llenar todo ese blanco que abunda en las páginas. Es probable que alternando páginas con fondo negro y fondo blanco quedase mejor, o sencillamente la historieta necesitaba color para omitir tantos fondos y dejar tanto espacio en blanco.
Pese a esto, entre el texto y las partes donde el dibujante optó por usar tinta, la acción se comprende y pinta que estos canas también van a ser un "villano recurrente". Que el guionista sea el creador de Carlitos aporta a esta idea.
El Poder de un hombre murciélago, con guión de David Rodríguez y dibujo de Daniel Omar Perez.
Un dibujo prolijísimo, ideal para una historia donde aparecen varios personajes de la vida real. Situada alrededor de los eventos de la primera historieta de Carlitos, el guión de David Rodríguez cuenta lo que pasa con Adam West luego de que Carlitos se llevara el traje. Entre las personas reales que encontré en la historieta, que parecen calcadas de fotos (recurso más que válido, cuando se lo usa bien), encontré, además del actor yanqui del Batman con pancita (inspiración original de mi Chanchman), a Guillermo Francella haciendo de tachero, y a Esteban Espósito haciendo de sí mismo. ¿Quién es Esteban Espósito? Es el creador de El Magni y mente maestra de El Blogazo del Comic y de Magnificomics, y juega un papel fundamental en la historia. ¿Qué tul? Es el efecto magnético que Carlitos tiene en todos nosotros, los fanas de Batman. Una historia redonda dibujada bellamente.
Empatía, con guión de Guillermo Grillo y dibujos de Edu Molina.
El equipo que nos dió Animal Urbano volvió a juntarse, esta vez para hablarnos del flamante miembro de la oficina secreta de Confinamiento y Ficcionalización, al que conocimos en el tomo 1 de Antología de Héroes Argentinos. En uno de sus primeros casos, debe decidir qué hacer con una persona que siente el dolor ajeno. Ese mismo poder lo lleva a ser pieza clave en un descubrimiento inesperado dentro de una importante tragedia de nuestra historia reciente. La pluma de Grillo, entrenada en el ejercicio de su carrera de cineasta, le pone acción a los escuetos textos.  Y el trazo de Molina está intacto. Tan grosso es lo de Molina que hay una viñeta, donde se ilustra el choque del tren desde adentro, que me hizo pensar en una especie de Guernica argentino. Cosas que te pasan cuando te gusta mucho el laburo de alguien, a lo mejor, o a lo mejor es que Molina es un grosso, nomás.
Máximo, nace un héroe, con guión de Adrián Paglini y dibujos de Adrián Ruano.
Adrián es el editor de Universo Retro, una editorial que empezó haciendo juegos de cartas y ahora recaló en esto de editar historietas. Algo así como lo que pasó con Panini o Sticker Design. Pero a diferencia de esas editoriales, el capo de Universo Retro sabe hacer guiones de historieta. Si querés, discutile si es bueno o no, como se lo podríamos discutir a otros que han estado en la posición de poder de decidir si algo es digno de publicarse o no, como Andrés Accorsi, que no es precisamente jactancioso de sus poco guiones que llegaron a convertirse en una historieta. Pero Paglini, me parece, entiende de lo que hace, y presenta una historia, dibujada en un estilo bastante comic yanqui de un nene nacido en Grecia (única marcada de cancha: tengo entendido que los griegos dejaron de creer en Zeus y los olímpicos hace bastante más de 35 años, y abrazaron la fe católica) aparentemente tan fulero que los padres tratan de ahogarlo en el mar, convencidos de que fueron maldecidos por Zeus (¿?). Como fuere, el pibe acaba en un cajón de madera en un buque mercante griego y es encontrado por un argentino en el puerto de Santos, Brasil. El pibe crece en el humilde hogar de aquel hombre y su mujer, que lo tratan como a un hijo, viendo a los Titanes En el Ring en la tele y aprendiendo a defenderse a los golpes y de grande, decide convertirse en luchador y salir a buscar a sus ídolos, para lo que viaja a Buenos Aires. Encuentra nada menos que al Ancho Peucelle, quien lo entrena a cambio de que lo ayude con un asunto cuando llegue el momento. El asunto tiene algo que ver con Carlitos, pero no me queda claro si El Ancho piensa que Carlitos es enemigo o amigo. Mientras, el pibe despunta el vicio de la lucha vigilando el barrio, trompeándose con pungas y salvando a una chica ciega a la que parece tenerle echado el ojo, dejando la idea general de que Adrián y Ruano acaban de presentar un personaje interesante para seguirlo más allá de su relación con Carlitos y con El Caballero Rojo, integrado al Carlitosverso rato ha.
Aunque el guión sea observable en cuanto a detalles (cosa en la que soy, ya lo dije, un hinchapelotas), se lee sin problemas y deja muchas puntas interesantes para explorar, lo que siempre es bueno cuando uno presenta un personaje con la intención de seguirlo.
Sacarse la careta, con guión de Nicolás Mobiblia y dibujos de Pablo Canadé.
En una historia más que redondita se nos presenta el comienzo de la carrera de la primera de los Robins que seguramente acompañarán al "Batman" de Carlitos. Intensa, interesante, comprometida, la historia muestra cómo las conciencias burguesas esconden en su interior aquello que endilgan a quienes ven diferentes, quienes no se conforman con ser lo que les asignaron, lo que les toca, y quieren algo de justicia, de dignidad y de respeto. El dibujo parece hostil a la vista al principio, pero resulta adecuado a la oscuridad de la historia, al final. Acaso le encontré una inspiración en el Frank Miller de The Dark Knight Returns, acaso necesite anteojos, como sea, parece el dibujo adecuado para el guión y sus detalles.
Escape de Arjam, con guión de Sebastián Rizzo y dibujos de Ricardo Fullana.
No puedo ser bueno con esta pieza. Puedo ser piadoso, de hecho, tiendo a serlo cuando hablo de los colegas fanzineros, pero leer este guión de Seba llevado a cabo por Fullana de esta manera me hace muy difícil apiadarme. Este guión merecía otro trato gráfico. Más que nada porque es el guión que narra el escape de Carlitos del manicomio en el que lo encerraron, y luego de que la llegada de Chiche Gelblung para entrevistarlo evitara su suicidio. Merece mejor trato gráfico EL momento en que cambia la historia de Carlitos, el momento en que recupera la libertad, tras mucho tiempo adentro.
El dibujo es denso, es feo, de a ratos no se entiende. El único que se nota bien la cara es Chiche Gelblung, que aparece con el objeto de entrevistar a Carlitos en virtud de eso que lo tiene allí encerrado: lo que, muy consecuentemente, para Chiche, Carlitos hizo sin dudas: asesinar dos personas e incendiar la casa disfrazado de Batman. El loquero donde lo tienen encerrado a Carlos está lleno y es un polvorín por explotar, pero el dibujo no refleja la tensión, sino solamente el hacinamiento y la agresión. No hay trazos que distingan dónde hay que mirar, el thick & thin no se nota, o se nota muy poquito. Muchas escenas tienen tal densidad que hay que verlas mucho para lograr entender. Y eso más allá de si el estilo me gusta o no. No entendí toda la acción de una sola lectura.Una pena.
Más allá de este final con sinsabores, el libro toma la historia donde quedó en la primera parte, se contagia del espíritu antológico de la publicación hermana y entrega un popurrí de historias que construyen el Carlitosverso y lo expanden. Carlitos está para quedarse, y si tiene dibujantes que lo sepan tratar de acuerdo a la historia que cuenta, tenemos un gran Carlitos. Como dibujante que ha entregado guiones a otros para que lo dibujen, sé lo hermoso que es ver que un dibujante hace con tu guión lo que esperabas de él, que te trata bien el guión.

¿Quién debería comprar Carlitos Año 2: "Héroes o Demonios"?
Si leíste la primera Carlitos, si estás siguiendo la serie de Antología de Superhéroes Argentinos, si te van los superhéroes, el comic nacional y/o creciste viendo Titanes en el Ring en alguna de sus encarnaciones, tenés que darle una chance a este libro. Su selección ecléctica de dibujantes puede parecerte una montaña rusa de emociones, pero al cabo ¿quién se aburre en una montaña rusa?

MAX KING

martes, 15 de julio de 2014

MÉTALE FIERRO 1 -Revista Fierro Nº 92

Cuando concebí esta sección, la idea era que, desde un lugar que reseña historietas independientes y donde se hace énfasis en no ser demasiado duro con nadie, a practicamente el único medio importante que publica historietas nacionales no le podemos hacer precio y le tenemos que dar, justamente, con un fierro. Al cabo, no hay nada en el mercado argentino como la Fierro que publica La Página (o sea, Página/12), un medio profesional, que publica historietas profesionales hechas por profesionales, con un editor que no es autor de las historietas que publica, que se dedica a editar y tal. Fierro es el mainstream de la historieta, en esta época de ausencia de Frontera, de Columba, de Abril, de De La Urraca, así que de independiente no tiene nada.
Pero llegamos al momento de reseñar un número de Revista Fierro y JUSTO toca uno de los mejores números de esta segunda época de la revista.
Contemos, pues, de qué se trata todo y por qué este especial del mundial es de lo mejorcito que hemos leído en toda esta etapa de la revista dirigida po Juan Sasturain y Lautaro Ortiz.

Un poco de historia.
Para el que está de veras en bolas en la vida, hay que contar que Fierro empezó siendo Fierro a Fierro, historieta para sobrevivientes, en el 84, dentro de Ediciones de la Urraca, como un reflejo nacional de revistas de antología como Metal Hurlant y Heavy Metal, muy populares en esos años en EEUU y Europa.
Dirigida por Sasturain, la revista entonces era más gorda, más completa y con menos colores que la actual. Tenía notas varias, algunos autores internacionales y mucha papa fina.
Ricardo De Luca ha escrito una gran nota comparando ambas épocas de la revista y marcando la cancha de esta Fierro modelo Siglo XXI AQUÍ.
Con esta nueva etapa y este nuevo formato, la variedad más que el gusto ha traído la inconformidad. En la variopinta selección habitual de la revista, lo que yo he notado es que los números fluctúan entre aceptables y perdonables. Y normalmente unos se suceden con los otros. Seguramente eso se deba a que pocas veces verán dos episodios consecutivos de nada que se publique en la revista, por lo que números con varias piezas interesantes se turnan con números que se perdonan por las pocas piezas dignas de leerse. Ya cerca de romper la barrera de los 100 números, esa que mancó la etapa previa, esa que se ensalza como tan gloriosa, dudo que estén haciendo eso porque siguen existiendo cantidad de historietas que no se publicaron en los 15 años que la revista no salió. Han pasado años como para haber sacado muchas de esas piezas y si no lo hicieron, no creo que lo hagan, ya.

Lo que no me banco
Generalmente hay, más que piezas en particular, autores que no me generan pasión entre los que salen en la revista. Algunos de ellos son monstruos sagrados, incluso gente que respeto, pero cuyo laburo en la Fierro no me logró conquistar.
No conozco en persona al tipo, pero El Tomi me tiene un poco hastiado. Virtuoso a la hora de dibujar, con un estilo preciosista y muy claro aún sin el uso de la línea clara, las historietas que crea me resultan un exceso de paja la mayor parte de las veces. Pitos y conchas, mujeres en culo, sexo bastante explícito, no parece haber otra cosa en el imaginario de El Tomi. Y en más de una ocasión me dio la sensación de que no había siquiera un hilo conector para las escenas de desconche.
Entiendo la admiración al dibujante, pero en una revista de historietas espero que las historietas me cuenten algo.

Quattordio es un autor que tuve el agrado de conocer en persona. Un tipo sencillo, sin divismos, que me trató como un par cuando yo recién empezaba. UN SEÑOR. No obstante, lo que ha hecho en Fierro desde que Sasturain lo rescató del olvido no está a la altura de su calidad humana. Antes de hacer la historieta de superhéroes peronistas que hace ahora, hizo una donde no lograba dar a entender que sus despotriques contra el mundo comiquero eran una ironía, ofendiendo gente a su paso sin quererlo.

He hablado aquí de Fernando Calvi, de cuyas historietas en esta revista no logré adorar a ninguna. Eso se debe muchísimo más a su estilo actual que a cualquier otra cosa. El modo en que Calvi dibuja ahora no me cautiva como aquel con el que lo conocí en Megamán y las Bruno Helmet originales. Es algo totalmente subjetivo, porque la técnica de Fernando es impecable. Nada me impide leer lo que hace, pero tengo negado el disfrute con esos dibujos que se me figuran un poco cubistas.

Es así que sucede que cuando hay piezas de cualesquiera de estos tres caballeros en la revista, el medidor se me baja hasta "Perdonable". Sepan perdonarme los tres, pero es cosa de gustos.
Curiosamente, dos de estos tres autores no son de la partida en este número 92 de Fierro.

D10S bendiga al fútbol.
Algo que suele hacer ruido de la FIERRO de esta época es el hecho de estar siempre compuesta mayoritariamente de historietas que no están realmente pensadas para la revista y, a veces, ni siquiera están pensadas para editarse en Argentina. Casi la totalidad del material que sale en la revista se pensó principalmente para salir en un bonito libro o para salir en un bonito libro en Francia/España/Italia.
No hay casi nada (salvo las dos secciones de texto, algunas tiras y cosas muy sueltas) que haya sido hecho con la revista en mente, sino adaptándose a ella pero desde el objetivo primario del libro.
Ahí es donde este número resalta, porque al estar concebido con el Mundial de Fútbol en mente, la mayor parte del material gira alrededor de premisas pautadas por la propia revista. Incluso el material que no se realizó para la revista en sí encaja perfecto.
Las historietas que componen el número son éstas y tienen casi todas por disparador conceptos del futbol, acompañados por los fragmentos de las reglas del juego correspondientes.
(Fuera de Juego) Sorete de Luto, por Spósito y Maicas.
Los que habitualmente hacen Barrio Gris crearon una historia de un árbitro de futbol en el mismo tono que su laburo habitual, pero a todo color. Barrio Gris es de lo que nunca me falla en la Fierro, y esta historieta no desentona en lo absoluto. Cumple con todo.

(Cargar al Adversario) Chamuyo, por Saborido y Agrimbau.
Futbol y terror, pero sin mostrar fracturas expuestas. Iba a decir realismo mágico, pero lo que narra la historia es más tirando a oscuro, pese a que todo sucede con plena luz. Se ve de lejos la cancha de Saborido, de sus años de laburo. Y aunque Diego Agrimbau ni tiene tantos años como Félix haciendo lo suyo, se le nota también que la tiene clara.

Tiempo de descuento, de Parés y Podetti.
Los capos de Diego y Esteban llevan a Willy Divito y los locos del plumín, su serie delirante de parodia grotesca en la que ponen a famosos dibujantes de historietas argentinos en situaciones imposibles y absurdas, a una nueva aventura con el fútbol solamente como excusa en el título y en la tira del procer Durval que dispara toda la historia. Cualquier lugar donde pasen Parés y Podetti es mejor por eso. Y encima lo hacen aparecer a Gustavo Sala en la cola de candidatos a reemplazar a Durval.

Pique, de Farías y Jok.
Otra muestra de que Jok puede dibujar con igual solvencia una fantasía de espadas y demonios y una de delincuentes conurbanos. Un par de amigos hacen un laburito para probarse ante una "famiglia" y, como en un fichín de los clásicos, en la final deben enfrentarse. Para los que tenemos problemas para narrar contando mucho en poco tiempo, esta historieta de cuatro páginas es casi de manual. Hay que tomar nota y aprender. Y todo usando el concepto de pique como punto cúlmine.
Cantitos Ofensivos, por Gustavo Sala.
Sala hace que uno quiera comprar la Fierro para no tener que esperar el recopilatorio. Acá no hay una de las delirantes historietas absurdas de Gustavo, sino una serie de grotescas caracterizaciones de hinchas y sus cantos respectivos. Como todo lo que hace Sala, parece que empieza en serio y se va bien a la mierda en seguida.
(Patada de atrás) Pequeño Manual para Triunfar en la Copa "Mais Grande Do Mundo" por Iturrusgarai.
Más humor de parte del creador de los Vaqueros Gays (sí, los creó antes que Secreto en la Montaña). Es bueno leer algo de humor de un Brasilero escribiendo para Argentina. Iturrusagarai nunca es preciosista gráficamente, pero al dibujo humorístico solamente se le pide que sea funcional a la gracia que se busca transmitir.
Tarjeta Roja, por Saccomano y Mandrafina.
En una revista como la Fierro, que actualmente se regodea en su uso del color, las historietas que dibuja Mandrafina en el más clásico blanco y negro se destacan, no solamente por eso mismo, sino porque además Mandrafina dibuja como para sacarse el sombrero. Para colmo, el guión de Saccomano, prácticamente un monólogo del protagonista acompañado con precisión visual por Mandrafina, construye otro ejercicio de "contar mucho en poco espacio". Lo que se dice, hacer la jugada en una baldosa, concepto futbolero si los hay. La historia generada por el concepto ofrecido vuelve a acercarnos al hampa y a los momentos en donde las fidelidades se ponen a prueba. Un poco como la de Farías y Jok, pero en otra época y otro contexto.
La Red, por Lunik.
La vi de lejos y no me animé a saludarla en Dibujados y me arrepiento de eso. Lunik dibuja hermoso. Me encuentro con sus laburos en el consultorio de mi terapeuta, en la revista OhLaLa! Y debería haber comprado el recopilatorio. Acá en la Fierro, toma la red y la hace brillar (por su ausencia) en una historieta de una página donde el relato se desarrolla en cada ventana del edificio. Humor negro para redondear. No es lo más lindo que le vi dibujar y me atrevería a decir que es lo menos vistoso de todo el número. Pero no me parece que haga caer el promedio del número.
Raven On the Wing, por Tully y Solano López.
En un interesante texto de Laura Vázquez se nos presenta la historieta central y pieza principal del número futbolero, creo que la única historieta no concebida a propósito de este número. Solano se había ido a laburar a Europa y recaló en la editorial Fleetway, donde dibujó, junto a un selecto grupo de ayudantes, una historieta de fútbol donde un equipo inglés incorpora en sus filas a un gitano que la mueve. Cualquiera diría que el tal Raven está basado en Maradona, si no fuera porque la historieta fue hecha en 1968, cuando el Diego tenía apenas 8 añitos y ni siquiera estaba en los Cebollitas. Para eliminar la chance de referencia, Raven deja de ser publicada en el 74, año en el que el Diego entra en Argentinos Juniors.
Fuera de eso, estamos ante la más clara e inequívoca historieta futbolera de todas. El equipo Inglés va a Perú a jugar una final de un torneo de clubes ante un equipo local y deberá enfrentar no solamente el juego del rival en el campo, sino sus jugadas sucias fuera de la cancha. Por suerte está Raven para salvarlos. Encima usa la 10. No digan que Solano no era un visionario al concebir gráficamente a este pibe de pelo ensortijado y talentosas gambas que hace magia en más de un sentido brillando entre los distinguidos y remilgados jugadores bretones. Un tesoro recuperado que engalana un número que ya hasta acá venía muy bien.
Tiro Libre, por Ortiz e Iñaki.
Si no puse a esta dupla en la sección de Lo Que No Me Banco es porque sus piezas habituales me resultan más comprensibles. Este trío de páginas me costó entenderlo. Necesité tres relecturas para empezar a comprender lo que pasa, y así y todo, el final es neblinoso, aunque tenga color y la línea precisa de Iñaki Echeverría. Debo ser yo, seguramente, aunque me temo que no, y que me gusta más el laburo de Iñaki cuando hace dibujo humorístico.
(Vestimenta Deportiva) Te de Nuez Especial Fútbol, por Lucas Nine.
Lucas Nine tiene un curioso talento con un efecto aún más curioso en mí. Su dibujo es estilizado pero no es lindo; es difuso, pero se entiende muy bien, huele a viejo, pero es fresco. Y aunque visualmente no me atrae, no puedo dejar de leerlo, porque es un placer. Lucas hace historietas deliciosamente graciosas. La saga de Té De Nuez había terminado hace rato, pero Lucas trajo de regreso a Timoteo, del Ministerio de Asuntos Infantiles (junto a su ama de leche, Mamelón) para organizar un partido entre buenos y malos. Los buenos ganan, pero de qué forma. Nine consigue hacer su gracia a fuerza de contrastar entre el tono del dibujo, como dije, con pinta de estar influído por viejos ilustradores de fines del XIX a principios del XX, algunos diálogos que remiten a formas de hablar correctas y de tiempos del jopo, y remates quebradores de todo eso. Sí, los buenos ganan, pero de mala forma, porque lo importante es ganar, y al cabo los rivales eran todos malos.
Mano Intencionada, por El Tomi.
¡NO LO CREO AUNQUE LO VEO! El Tomi hizo cuatro páginas sin dibujar una mísera teta. Cuando no te distrae con garchas, tetas y panochas, lo bien que dibuja este tipo se nota mucho más. Si yo dirigiera una nueva revista Hum®, El Tomi haría las tapas. Esta historieta, repasando las manos de personajes históricos y lo que éstas dicen, es casi una colección de ilustraciones, aunque enlazadas por la secuencia y el relato que acompaña esa secuencia. No me hizo caer los calzones, pero es tan milagroso que El Tomi haya dejado por un instante de dibujar como si aún existiese la SexHum® que a lo mejor la estoy sobrevalorando. Pero ahí donde otros autores usualmente zafan y acá estuvieron flojos, el que no me bancaba metió uno de los puntos altos del número. Satisfacción.
(Penal) La Verdadera Historia del Arquero Abelardo Orquidi, por Angel Mosquito.
Mosquito nunca me defrauda. Ya sea con guiones de Fede Reggiani o en solitario, el inestimable Angel Mosquito me gana con casi todo lo que hace. En otra historieta futbolera del número, Mosquito nos pica con una genial historia de futbol "de ascenso", en bello blanco y negro con grises de trama. He visto dibujos de futbolistas más gráciles que los de Mosquito, pero no sé si más expresivos. Mosquito sabe hacer expresarse con la cara y el cuerpo a sus personajes, es uno de sus dones. Otro punto alto de esta Fierro con un final de remate.
(Invasión de Campo) Alma de Hincha, por Alejandro García y Nicolás Brondo.
Una historieta que se mete en el mundial mismo. Ya antes del mundial, la historieta, que se ubica al lado del alma de un hincha muerto a poco de la final. El hincha quiere ver el partido entre Argentina y Brasil y mueve el cielo (la tierra no porque ya no está en ella como para moverla) para poder ver esa final.Un guión bastante aceptable de Alejandro García. El dibujo de Brondo no me gusta mucho, pero le doy crédito por laboriosidad merced a esa viñeta donde el alma desciende al Maracaná. El estadio y sus alrededores se ven de fondo, seguramente calcados de una foto, pero calcado a mano, con trazos seguros y prolijos, y la siguiente página, con el dibujo amplio de la grada con los hinchas argentinos. A grosso modo, debe haber dibujado más de 100 personas en esa página. Y la historia se resuelve bien. No está a la altura de otras piezas del número, pero no es tampoco la peor, lo que en un número tan bueno, es ya mucho.

(Juego Brusco) El otro Messi, por Emilio Utrera.
Otra bien futbolera para coronar el redondo número futbolero de Fierro.
Otra historieta en blanco y negro. Curioso que uno de los mejores números de la nueva Fierro tenga muchas piezas en blanco y negro como la vieja Fierro, que a lo sumo se imprimía a dos tintas, salvo, claro está, la tapa. Aquí tenemos una muy contundente historia de violencia y fútbol y de fútbol en la violencia y de violencia en el fútbol, con un relato claro y entretenido. Algunas viñetas se me hacen un poco saturadas y confusas, pero en general el laburo es claro y de deja comprender. Tampoco es la mejor pieza, pero deja bien parado al número en el final.

Aunque hubo puntos flojos, el número muestra diferencias con lo habitual: es más parejo, no tiene ninguna historieta penosa y hasta diría que deberían hacer algo así siempre, con tal que los autores hagan cosas pensando en la revista y no en tomos para Francia.

Será hasta la próxima, cuando esperamos tener más con qué meterle fierro a la Fierro.


MAX KING

martes, 3 de junio de 2014

Liga Del Mal

Libro formato 15 x 22 cm, 92 páginas color encuadernado rústico. Editado por Liga del Mal Ediciones y Llanto de Mudo. Autores varios. Blog del grupo de autores: http://ligadelmalcomics.blogspot.com.ar/ Facebook del grupo de autores: https://www.facebook.com/ligadelmal Blog de la editorial: https://www.facebook.com/ligadelmal
Esta tapa es tan linda que no puedo decir nada gracioso sobre ella.
¿Qué onda?
En la última Dibujados me enteré que había un grupo de pibes que tenían un libro llamado La Liga del Mal. Dije pibes porque yo tengo 37 y los autores son todos menores que yo, de lo contrario, con quince años en este metier, los habría conocido antes.
La cosa es que, siendo yo un historietista afecto a los superhéroes, que por convención se organizan en "Ligas", me mandé de cabeza a conseguir este libro editado por el colectivo que componen los autores (que iniciaron, según entiendo, desde Facebook sus respectivas obras y se agruparon, como los superhéroes, con un enemigo común a vencer... la ignonimia, o la no publicación) y la gran garante de la calidad y papa fina que es Llanto de Mudo, la editorial comandada por Diego Cortés.
Pero no, no encontré superhéroes... ni siquiera podría decir que, dado el título, adentro del libro se vieran villanos. La liga no está en el libro, sino en sus creadores. Y son ellos los villanos de la historia. Bien lo dice Fernando Calvi en la introducción cuando resalta en los autores que son "tipos que tienen dos dedos de frente como para asumirse un poco jodidos, medio malos, normales, bah."
La Liga no está en las historietas porque no hay superhéroes y son en general historietas de géneros diferentes. Y los villanos son los autores por lo que les hacen pasar a sus personajes.
¿Desilusión? Para nada. Esta ecléctica selección (el único que quedó afuera del libro fue Mendieta Recibe, aunque su autor sí está en el libro con otra pieza) no tiene desperdicio. Hay estilos de dibujo diferentes, pero todos se ven hermosos, y acaso el ordenamiento de las obras haya sido azaroso, pero está muy bien y se lee con fluidez entre las diferentes piezas. Eso no es fácil de lograr con obras diferentes entre sí. Seguramente el humor que corre por las venas de todas las piezas tenga algo que ver en esa inexistencia de anticlima entre las historietas. Prólogo de Calvi, seis hermosas historietas a todo color, papel grueso, edición muy buena. Un lujo por donde lo mires.

¿De qué se trata?
Seis historietas componen este tomo, todas vieron la luz inicialmente en Facebook y fueron llevadas al papel para la posteridad.

E.P.I.C., de Tony Ganem y Manu Perotti. Con un estilo humorístico que me recuerda un poco al de Mansión Foster Para Amigos Imaginarios, esta historieta muestra un mundo de aspecto medieval pero con elementos argentinos (detalle muy cercano a mi corazón, claro) donde un pollito con aspiración de ser un héroe guerrero intenta tomar un trabajo en la agencia de asignación de hazañas que se ajuste a la altura de su pretensión y no a la altura de su físico. Mi atención a los detalles me hizo apreciar especialmente que el conejo que asigna las misiones a los guerreros esté tomando mate. Una aventura hilarantemente escrita y dibujada. Y me dejó con ganas de más. No solamente por el potencial del inescrupuloso y ambicioso pollito héroe, sino también por el potencial de esta agencia de Encargos Para Intrépidos Caballeros.

El Horror Sin Nombre, de Diego Simone. Situaciones extraordinarias en contextos ordinarios. Un niño de vacaciones con sus abuelos. Un niño que puede ver cosas que los demás no vemos. Cosas monstruosas. Y sabe que su misión es detener a esos monstruos. Decir más es espoilear. ¿Se puede ser tenebroso sin usar un estilo realista? Simone confirma que sí. Si este pibe llega a adulto y lo que afirma es posta, estaríamos ante un pichón de Constantine, o de Grimm. Pero fijate, porque si el dibujo parece engañar, otras cosas pueden no ser lo que parecen.

El Rey del Horror, de Gerardo Baró. Hay formas y formas de dejarse influir por la cultura japonesa. Si por un lado tenés a Fernando Biz o a Samanta Niz que la rompen con el estilo manga, aquí Baró abraza otras cosas, como las pelis de monstruos o Kaijus. Con un dibujo limpio pero no por eso simplón, con una paleta de colores acotada pero sumamente eficiente y una estética a mi juicio cincuentera, sin que por eso parezca que la historia sucede en esos años, detalles cinematográficos del Kaiju, onomatopeyas en kanji y monstruos se mezclan en un escalofriante chiste de humor negro muy humano que dura 12 páginas. El personaje principal, interesante como es, lo da todo y no sé si dan muchas ganas de ver más de él, probablemente porque el autor ha hecho una apuesta muy alta en esta historieta. ¿Quién sabe? Capaz vemos más de este cazador de monstruos retirado, si el autor concibe más historias, o a lo mejor conocemos más de ese niño que vive en la isla.

2 Deaths, de Industrias Lamonicana y Diego Tipodi. Retrocedemos unos años a la edad de oro del comic strip, antes de la llegada del ComicBook, cuando Chester Gould, Lee Falk y Alex Raymond la dejaban chiquitita en las tiras de los diarios yanquis con impactantes aventuras impresas con colores planos a cuatro tintas. Ahora tomemos ese estilo y creemos un implacable luchador contra el crimen que se enfrenta a los dilemas clásicos de los grandes héroes, una típica: salvar a la gente o atrapar al villano. ¿Cuál es la gracia? Que el villano es un capocómico argentino (¿les mencioné lo mucho que me gusta la mezcla entre las tilinguerías clásicas con las argentinadas más comunes?), Con un final clarmente colocado en el año 39, ya verán por qué, el ritmo frenético de la acción, el acento español peninsular y el dibujo perfecto para la historia, sin poder elegir una historieta favorita entre las impecables 6, 2 Deaths se ubica bien arriba en el ranking.

Taipei, de Pablo Tambuscio. La historia más negra, menos cómica. No sé por qué no apareció en la Fierro, si es la pieza más apta para la revista que dirge Juan Sasturain de todas las de este libro. Un oriental que perdió lo más importante de su vida, entrega lo que le queda para recuperarlo. Historieta triste, dolorosa, pero imposible de abandonar en la lectura. Clarita en la narración, con dos paletas de color diferentes para establecer momento cronológico. Notable y recomendable. Y espero ver más cosas de Pablo, porque ya muestra que la tiene clara.

Orgón, de Patricio Plaza. George Martin, productor de los discos de Los Beatles, establecía que todos los discos de los Fab Four debían terminar (tanto el final del lado A como el del lado B del Long Play) bien arriba. Por eso Help! no termina en el melancólico Yesterday, a mi juicio el final más adecuado, sino en el alegre pero en su contexto descolocado rock and roll de Dizzy Miss Lizzie.
Pues bien, La Liga del Mal culmina su primer Long Play con todo, con una delirante comedia de absurdo con aliens, enfermeros de geriátrico, nietos de 35 solteros y que no tienen sexo, el cerro uritorco y mucha acción, incluso demasiada para un veterano de esa edad. Hay toques Crikfalusianos en el trazo de Plaza, lo que aporta aún más a la hilarante historia, junto con la paleta de colores más brillante y variada de todo el libro. Una historia redonda que no deja lugar para secuelas, pero no vamos a negar que dan ganas de ver más de Patricio.

Si algo hay que criticar a este libro es el hecho de que, pese a que cada obra es presentada con una página de carilla y otra con una viñeta de la historieta y una cita, como en las antologías literarias, nadase dice de los autores. Les repito, yo no los conocía a todos y ando dando vueltas por el medio hace más de 10 años, por lo que asumo que hay todo un público al que este libro tiene que llegar que tampoco conoce a los autores.
Si fuera otro el formato, no diría nada. El comic book no suele hablar de los autores, aunque hemos visto que la Acrion Comics 1 de 1938 tenía una presentación formal de Siegel y Shuster, autores de Superman. Tampoco las revistas de antología como Fierro abundan demasiado en presentaciones, ni siquiera de los autores noveles que han ido apareciendo, aunque Sasturain suele hacer menciones en sus editoriales.
La introducción de Calvi, aunque muestra a las claras que estos muchachos son dignos de nuestra atención, poco y nada habla de los seis "villanos" de esta Liga del Mal, en un libro que tiene la pinta y la forma de una antología literaria, donde casi nunca se elude la breve reseña del autor.
Más allá de este detalle, que me importa a mí porque me interesa saber de estos grossos colegas que no conocía, el libro es tan glorioso que muy probablemente a nadie que lo lea le molestará desconocer de la vida y obra de Baró, Ganem, Lamonicana, Plaza, Simone y Tambuscio... salvo que sea tan hinchapelotas como yo.

¿Quién debería comprar Liga del Mal?
Si no amaras la historieta, no habrías llegado hasta este punto de la nota, así que muy probablemente seas candidato a leer este libro. Seguramente el libro te va mejor si te gustan las aventuras que si sos un enfermo de los superhéroes, un otaku que no puede consumir nada que no se vea como si saliera en la Shonen Jump o un cerrado de la historieta costumbrista. O sea, si sos cualquiera de esos, más que amante de la historieta sos un necio y no merecés leer nada, ni Gaturro siquiera.
Recordando el ejercicio de Magma, que lamentablemente no pasó de un puñado de números, encontrar historieta aventurera que ensaya el camino del humor para recuperar al lector es de agradecer. Ojalá no quede en solamente este libro, y veamos más cosas de estos adorables villanos que hacen historietas en una liga a la que, aunque yo sea del palo de los superhéroes y ellos sean del mal, adscribo sin dudar.


MAX KING

viernes, 25 de abril de 2014

Antología de Héroes Argentinos Volúmen 3

Libro, formato 22 x 15 64 páginas blanco y negro, tapa a color, encuadernado rústico. Editado por Universo Retro, varios autores. Sitio web de la editorial: http://www.universoretro.com.ar/
Tapa dibujada por Merbitt. Me hubieran gustado colores más saturados, pero cumple.

¿Qué onda?
Cuando salió el primer tomo, no me atreví a comprarla por culpa de Cazador. Había sido fiel seguidor del Caza en toda su etapa en De La Urraca y lo banqué cuando aparecía desde las páginas de El Die, en tiempos en que el conflicto legal entre Lucas y sus ex-editores impedía que El Cazador siguiese su derrotero en otra editorial con su nombre propio. Luego, no recuerdo quiénes acabaron editándolo en su segunda etapa, pero a esa altura yo ya estaba agotado de eso en lo que se había convertido el personaje y extrañaba el principio de la primera etapa, cuando pese a ser todo los grosero y soez que era, era en el fondo el "Cazador de Aventuras", y pasaban otras cosas además de las referencias pop, las puteadas y la aniquilación de la integridad de algunos personajes (nacionales y no, de historieta y reales). Cuando vi al Caza y el libro decía Antología, prejuzgué "uh, otra historieta repetida del Caza".
Me arrepiento mucho de ese prejuicio. No solamente la antología no tenía ninguna historieta repetida (bobo de mí, es una antología de héroes, no una antología de historietas) sino que la del Caza poco tenía que ver con aquel personaje del que me hastié luego de bancarlo tanto cuando más de un crítico ya lo despreciaba acaso por demasiado popular... Sí, el ambiente comiquero es así, a veces.
No solamente son historietas originales, algunas incluso hechas por sus autores originales, sino que además hay una historia interna que va conformándose al pasar los tomos que incluyen, influyen y se relcionan con Carlitos, la historieta de Sebastián Ariel Rizzo, un amigo de la casa.
Además de historietas autoconclusivas, una de las historietas de cada número va construyendo una subtrama que se desarrolla a largo plazo. No siempre es el mismo el protagonista de esa historieta autoconclusiva.
Ésto me resulta fascinante y es lo que más me cacheteó en mi prejuicio boludo de no haber leído bien la tapa, donde dice "Historias inéditas autoconclusivas".


¿De qué se trata?
La historia subyacente halla en la primera historieta del libro, llevada a cabo por Mauro Mantella en guiones y los Silva Brothers en dibujos, su presumible climax. En tomos anteriores nos enteramos que hay una agencia del gobierno encargada de atrapar a los héroes y encerrarlos, ficcionalizando sus historias y publicándolas como historietas para reducirlas a leyendas envueltas en la bruma de la duda. Esta nueva entrega halla a Marcos Bizancio (describible como una especie de John Constantine bien argentino) siendo llevado al loquero donde tienen a los héroes encerrados y controlados con pastillas. Uno ya debería suponer que un tipo como Bizancio, contactado con fuerzas sobrenaturales, no va a entregarse así como así, pero queda la duda, al menos hasta la primera sonrisa cínica que los Silva dibujan muy eficazmente en el rostro del personaje.
Lo que sigue, es una escena donde vemos a los personajes encerrados, lista que incluye, y me pongo de pie para decir ésto, a ARGENTINEMAN. Caete de culo, la humilde creación de un servidor comparte celdas con Doméstico, Rataman (no el mío, que es Rata-man, sino el de Félix Saborido), Mikilo, Hunter (el Cazador original), Mikilo, Bruno Helmet y hasta Sónoman, entre otros. Es claro, allí hubo palanca de Seba Rizzo, fan de Max King Comics! de la primera hora, uno de los valientes que mandaron carta al correo de lectores de mi fanzine.
La cosa es que no quiero enfriar la sopa de la historieta, así que baste saber que el asunto viene de escape y que la historia enlaza con el tomo 2 de Carlitos, que aún espera que lo lea.
Luego del plato fuerte del número, vienen más historias autoconclusivas no relacionadas con esta subtrama:
Megaman: Cita con Fobos, por Fernando Calvi, su autor original. Aquí debo detenerme un instante. Hace 15 años, cuando Megaman vio la luz por primera vez, yo adoraba el estilo de Calvi, que remitía a la estética que en aquel momento reinaba en las nuevas series de Cartoon Network, de la mano de la trilogía Craig McCracken, Genndy Tartakovsky y Van Partible. Le perdí el rastro a Fer por unos años hasta que lo vi de nuevo en la Fierro, totalmente cambiado. El lugar hacia donde evolucionó el estilo de Calvi no me gusta para nada. Lo digo honestamente y lamentándolo, porque encima Fernando es un capo y su estilo actual no es para nada fallido, ni tiene grietas que provoquen la indignación que genera, por ejemplo, que Rob Liefeld siga laburando de historietista en las editoriales mainstream. Es más, en la evolución de Calvi se ve un establecimiento del tipo como dibujante. El Megaman original podría haber sido dibujado por cualquiera de los miembros de esa trilogía que mencioné. Hoy en día, cualquier dibujo que veas de Calvi remite solamente a Calvi. Su estilo es inconfundible. Pero yo extraño al Calvi tartakovskiano. En fin, olvídense, son cosas mías. La historieta de Megaman es tal y como eran las historias antes, aunque a mí me haga ruido este dibujo tan frondoso en tramas de punto. Megaman consulta un oráculo para saber si debe confrontar sus sentimientos con los de su amada, su Luisa Lane, Lina Luxor. Una historieta que, pese al dibujo totalmente actual, logró llevarme atrás a esos tiempos. Ese Calvi guionista de hace eones sigue ahí, aunque un nuevo Calvi se haya hecho cargo de los dibujos.
A Megaman le sigue una nueva aventura breve de Camulus, titulada "Descanso", con guión de Pablo García y dibujos del amigo Jorge Blanco. Aventura es un poco mucho, porque en las 5 páginas hay más reflexión que hachazos, pero las imágenes que hace Jorge son tan lindas y le sientan tan bien a la onda del guión que no se extrañan demasiado las cabezas cercenadas. Al cabo, la historia se llama Descanso, y Camulus merece descansar de tanta batalla. Es un descanso grato, que se diga.
Luego de Camulus viene una de Animal Urbano, guionada y dibujada por Edu Molina. "Seguridad" es lo que piden a ambos lados del muro que separa a las víctimas del delito de las víctimas del delito. Lo que cambia es el origen. Así lo muestra clarito Molina en una historia casi sin texto, pero contundente, en la que Animal Urbano no aparece en ninguna viñeta. Un clásico instantáneo.
La quinta historieta me devuelve dos cosas que extrañaba mucho de la historieta de héroes de fines de los 90:
1) Los Secret Origins. Cuándo fue que me convertí en Batman nos cuenta casi que el origen secreto de Carlitos.
2) Los guiones de Toni Torres. Hay quien lo menosprecia porque Toni casi que no ha hecho otra cosa más que El Caballero Rojo. Pero Torres escribe muy bien, y le encomendaron en esta ocasión contar de cuando un muy pendejo Carlitos se cruzó con los Titanes en el Ring de Martín Karadagián. Lo que cuenta la historia contesta unas cuantas preguntas que quedaron colgadas de Carlitos, la historieta en la que Universo Retro nos presentaba al personaje creado por Sebastián Rizzo. Genial elección del guionista por su talento para contar historias de tipos disfrazados con calidez y porque la historia lo incluye al Caballero Rojo. ¿Quién mejor que Toni para esa tarea? El dibujo de Ignacio Segesso acompaña sin fallar, redondeando una historieta que resulta imprescindible para los fans de Carlitos.
Cierra la antología otra de Carlitos, hecha por dos capos absolutos: Jorge Morhain en guiones y José Massaroli en dibujos. La historia, titulada "No es el Manchester" se ubica cronológicamente luego de los hechos del tomo 2 de Carlitos y lo tiene a Carlitos ya en activo, siendo eso para lo que entrenó de pibe, fuera del loquero, acompañado y todo por su propio Robin.
Y Massaroli en algunas viñetas me recordó a cosas que vi de Batman dibujado por Gardner Fox. Con su versatilidad, no me extrañaría que haya sido intencional.
Para coronar, antes de las publicidades, una ilustración de Alberto Aprea que yo tuve la exclusiva chance de ver a colores, donde está Carlitos con los héroes, incluyéndolo a Argentineman, dibujado como se lo ve en las convenciones, sospechosísimamente parecido a mí. Cuando me lo mostró Rizzo, pedí babero. Y no es que me haya visto lindo, es que Argentineman es para mí como un hijo, y este número es como si mi hijo lo llamaran a jugar en primera A, luego de patearla en la tercera de Sportivo Baradero. ¿Cómo no se me va a caer la baba?


¿Quién debería comprar Antología de Héroes?
Aunque este libro es mucho más serio que el jocoso fanzine de Kokín Kokambar con el que estrené este blog, la variedad indica que el objetivo es amplio. Todos los que amen a la historieta de héroes (con o sin superpoderes) TIENEN que darle una chance a este libro, y a sus dos predecesores. Aquellos a los que les gustó Carlitos, la obra de Seba que también editó Universo Retro. Los nostálgicos de Titanes en el ring, al menos para ver un poco más del Titan y su troupe. Los fanas de los superhéroes y de la historieta nacional. Los que siguieron los fanzines del género como H de Héroes, los intentos de revistas del género como Animal Urbano, Bruno Helmet, Mikilo, El Ojo Blindado. Los que seguían el post de historieta colectiva que hacíamos en el foro de Portalcomic. Y finalmente los que no les va tanto el género heróico, pero les gustan las aventuras. No todo gira en torno a disfrazarse y Bizancio es ejemplo de eso.
Si hay que excluir a alguien, es a los que no les gustan las historietas nacionales. Cualquiera que cierre su cabeza a la historieta nacional no merece leer este libro, aunque es bienvenido a hacerlo y al menos formarse un juicio fundamentado de su disgusto.
Es un bello libro muy bien editado, con historietas para varios gustos y me mencionan en los créditos. Aún si ni me nombrasen, los recomendaría. Al cabo, mi arrepentimiento de no haber comprado los primeros dos volúmenes ya era patente antes de saber que el número en el que aparecería Argentineman sería el tercero.

MAX KING

lunes, 21 de abril de 2014

Cripy Especial Nº 3

Revista formato A4, tapa color, interior blanco y negro 60 páginas. Editado por Cripy Comix. Sitio de la revista http://www.cripy.com.ar/

Una genial portada de Nahuel Sagárnaga, que refleja bastante la onda de la revista.
¿Qué onda?
Estaba pensando en qué revista iba a reseñar para esta segunda entrada del blog y no sabía de cuál hablar. Y entonces, camino al laburo, meto la mano en la mochila para sacar una de las revistas que tenía para leer. Agarré la Cripy y al agarrarla, me corté la mano con el filo de una de sus hojas. Siendo una revista de terror para niños, me resultó divertida la conjunción entre el cortecito, la sangre y el tópico que trata esta revista.
Y así es que encontré la segunda entrada del blog. Con un chiste filoso nacido del accidente más pelotudo que te puede pasar con una hoja de papel.

En su vida civil se llama Luis Roldán. Acaso sabiendo que su nombre da para un personaje de Alberto Olmedo y por eso puede generar chistes, Luis se hace llamar Lubrio y se dedica al dibujo humorístico, entre otras cosas. Es que se nota que para Lubrio, el humor es cosa seria.
Lubrio, además de hacer cosas deliciosas como Una Pequeña Variable, de co-organizar la muestra Dibujados y de dar clases de teatro, dirige y coordina (y también dibuja para) una revista virtual de historietas de terror para niños. Cripy, cuya versión regular y virtual puede conseguirse en el sitio arriba indicado, tiene su versión en papel en especiales más que jugosos. El número 3 es el que nos reúne aquí. Y este número trae una gran cantidad de obras de los más diversos autores. Por orden de aparición: Nahuel Sagárnaga (tapa), Lucía Miranda (retiración de tapa), Jon Amarillo (Mostrobot), Maléfico (Edgarcito, el nene atormentado, curiosamente no incluído en el índice), El Gory (Pum-Pum, hecha junto a Lubrio), Clemente Montag (Don Aníbal), Lubrio (Detalles), Parpaglione (Ficha coleccionable), José A. García y Matías Chenzo (Acampada), Luciano Galíndez (La Playa), De Rossi (texto Mitos Urbanos), Rapetti (Crema del cielo), Amadeo Balderrama (Póster de terror), Pibita Anacrónica (La Momia de Rahotep), Brian Janchez (Topati), El Pybe(La Cena Misteriosa), FSF (El Hombre del Rincón), Oenlao y Jesús Alarcón (Los Kazasustos), Pablo Elías (Monstruópolis), Emilio Ferrero (Malman), Panzarasa (Dr. Praxu y Cianuro, con Clemente Montag), Capitán Manu (ilustración del cuento de) Verónica Roldán (La caja de Música) y Guada (Humortalidad), para cerrar con la contratapa de Juan Chavetta.
Todo eso en 60 páginas, contando tapa, contratapa y retiraciones.

¿De qué se trata?
Cripy es una antología que reúne historietas cortas, o episodios cortos de historietas, más algún texto y un cuento corto. Este especial 3 tiene un surtido numeroso. Las historias giran en torno al terror, pero enfocadas al público infantil, lo que implica que si no tienen humor para niños es porque están protagonizadas por niños. Personalmente y sin desmerecer al resto de los autores, las piezas que más me gustaron de este especial fueron: Monstrobot, una breve historia de pibes viendo pelis de ciencia ficción terroríficas de los 50; Don Aníbal, joya de Montag con su estructura clásica de chiste, donde un aparentemente apacible viejo de barrio encierra en sí a un monstruo de hábitos alimenticios diferentes; Detalles, una historieta corta y contundente de Lubrio enmarcada en la ciencia ficción con miedito, muy sólida; las tres tiras de Topati, de Brian Janchez, de quien hablaré largo y tendido en la reseña sobre uno de los últimos libros que sacó; Malman, de Emilio Ferrero, tres tiras cómicas sobre un personaje malo, del tipo de villanos que a mí me gustan, los malos simpáticos.... y el cuento final merece párrafo aparte, así que, con permiso.
En el final hay un cuento de Verónica Roldán. La hermana del editor le borra, en cada edición, la idea maliciosa a todos de que está en la revista porque es la hermana de Lubrio. Cuando tuve la idea de hacer Fan de Fanzines, una de las cosas que ansiaba poder reseñar eran los cuentos de esta muchacha. No solamente las narraciones son fluídas y originales. Verónica jamás se excede en detalles al pedo, y cada palabra que pone aporta al clima que busca. Es algo que, para ser honesto, le envidio. El cuento que plasma esta vez es el de un niño que llega de vacaciones con sus padres a un pueblo cuya magia excede lo mundano. El misterio, lo fantástico, el suspenso y la emoción pasan como ráfagas suaves de brisa que te dan palmadas a medida que lo leés, como esa brisa que va llevando risas en el cuento. El cuento te deja una sensación de extrañeza, prueba de que la autora fue eficiente en lograr que te metas en esa historia, aunque no seas el menudo destinatario de la revista.

¿Quién debería comprar Cripy?
Quizás gente que no tenga miedo a cortarse con la agudeza de las historietas que hay en la revista, o con el filo de sus hojas, como me pasó a mí. O no, tal vez más que eso.
Los estilos son variados, lo que implica que una amplia gama de gente puede encontrar su espacio en esta revista, tal es usualmente el fuerte de las antologías, pero yo creo que, más que nada, la revista es para los chicos. Hoy en día muchas cosas que daban miedo a nuestros padres son suaves para los niños, así que pensar en una revista "de Terror" para niños no es delirante. Al cabo, Mike y Sully descubrieron que la risa genera mucha más energía que el miedo, y la Cripy es definitivamente una revista divertida, y con monstruos. De seguro Mike Wasowsky la compraría... y también Boo.

MAX KING