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Esta tapa contiene dos spoilers, pero no se van a dar cuenta hasta que la lean. |
Este tomo salió en lo que Kokin Kokambar denominó "Un fin de año a todo culo" junto con la anterior pieza de Kokin que reseñé, Historietas Extraordinarias 1, y la reedición de Huevos Fritos del Espacio, además de otras cosas. En esta ocasión, Kokin convocó al dibujante e ilustrador Juan Pablo Curia para que ponga en viñetas esta historia que empieza donde otras historias terminan. Vaya uno a saber por qué aciago motivo Kokin omite poner el sello de Pollofante Ediciones (su editorial) en la tapa, o algún pie de edición informal. La cosa es que sabemos que la editó él. Y vaya edición, merecedora del "a todo culo" para lo que es una modesta editorial como la de Kokin (modesta en recursos, no en intenciones). Y es que el dibujo de Curia merece ser reverenciado con una edición a todo color en papel ilustración de buen gramaje. Por ahí algunas páginas no quedaron bien centradas luego de la cizalla (sospecho que se usó una plancha doble carta y se la cortó al medio, para economizar sacando dos ejemplares por cada impresión), pero en nada se pierde la gracia de estas 24 páginas que parecen estar pensadas como tiras, un ámbito en el que Kokin se mueve muy bien.
¿De qué se trata?
No vamos a espoilear nada si decimos que Miguel Ángel, que ya aparece en la tapa con su aureola y sus alitas, se muere en esta historia, en parte porque la tapa lo deschava y en parte porque se muere en la primera viñeta de la primera página, así que su deceso es apenas el principio de la historia.
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No es exactamente una historieta infantil, pero no por el golpe bajo del protagonista que se muere, precisamente |
El final del ejemplar también está deschavado por la tapa, pero recién te avivás de eso cuando llegás a esa última página, lo que convierte a esta obra en una que se autoespoilea de entrada para que las vueltas de tuerca no te distraigan de los momentos cómicos que hay adentro.
¿Quién debería comprar Miguel Ángel Buenas Noches?
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La dura verdad en la cara. |
Si seguís a El Bruno, en especial su laburo que no es para niños, como Malena la Nena Alcohólica, el estilo gráfico de Juan Pablo Curia (nombre de Papa, apellido de colectivo religioso) te resultará más que familiar. Con recursos y elementos propios, uno puede ubicarlo en una misma escuela gráfica con el autor de Humor Etiliko y Escuela de Monstruos. Es una forma muy agradable y graciosa de dibujar cosas de cierta gravedad, como la muerte. Y eso ayuda mucho a la historia que Kokin escribió.
Obviamente que si sos fan de Kokin, ésta obra la tenés que tener. Aún cuando él no la dibuje, su toque está en el guión, y es claramente una obra suya, aún sin los tópicos más comunes en sus laburos. Las labores de ambos se complementan y acomodan al otro muy bien, y a menos que quieras que la historieta sea un ámbito bucólico para tratar temas serios y sin espacios para reírse y entretenerse un rato, no vas a tener problemas en disfrutar de las desventuras de Miguel Ángel, en su historia que empieza donde todas las demás terminan.
MAX KING