miércoles, 11 de junio de 2014

El Sabio de Sión

Libro formato 14 x 20 cm, 56 páginas blanco y negro, tapa a dos tintas, encuadernado rústico. Editado por Ediciones Noviembre y Llanto de Mudo. Autor: Brian Janchez. Sitios de las editoriales: http://edicionesnoviembre.blogspot.com.ar/ , http://llantodemudo.blogspot.com.ar/ . Sitio del autor: http://brianjanchez.blogspot.com.ar/

Tapa simple, limpia, contundente. No es espectacular, pero cumple.

¿Qué Onda?
Después de cansarse de hacer Shloishim en Historietas Reales, Brian Jánchez quería hacer algo nuevo al estilo de El Granjero de Jesú, de Angel Mosquito.
Vamos a refrescar un dato: Historietas Reales es un maravilloso blog donde todos los días se publica una página de historieta o tira, de corte autobiográfico (aunque ahora no tanto). Allí publican grandes historietistas actuales entre los que están algunos amigos de la casa como Fran López.
Brian logró entrar aquí luego de hacer méritos en Semana Onírica (http://semanaonirica.blogspot.com.ar/).
Volvamos, fines del año 2008, Brian se cansó de hacer Shloishim y en vez de historietas autoconclusivas largas, quería hacer historietas autoconclusivas, pero cortas. Es así como comienza a hacer El Sabio de Sion, tira cuyo nombre se explica, para que dejen de romperle las bolas a Brian, en el propio libro.


¿De qué se trata?
Brian desarrolló esta tira durante el 2009, sin solución de continuidad con la ya mencionada Shloishim, por lo que el punto de evolución de su dibujo obviamente, a la luz de este 2013, atrasa cuatro años.
Se narra la vida de Janchez en 36 entregas entre fin del 2008 y octubre de 2009 en resúmenes muy graciosamente narrados por el protagonista.
En medio de ese laburo, Brian se fue a vivir seis meses a Israel. Cuando empieza la tira, está tratando de sacar el pasaporte.
Dicho esto, hay que hablar de la calidad del material. El estilo de Brian es tan limpio que, aún cuando el original venía coloreado en cian (como la tapa del libro), al pasar al gris, no se pierde nada de lo que lo hace bueno. El material es igualmente efectivo y yo se lo adjudico al guión. Brian escribe muy gracioso. Hace poco leí una crítica de Roberto Barreiro sobre este mismo libro en el que metía el cuchillo en la herida de la historieta autorreferencial. Atendí a sus argumentos y sí, en un punto, es un poco pajero hacer historieta siempre hablando de uno mismo, pero, por otra parte, el historietista siempre está haciendo eso con sus personajes, poniendo algo de sí mismo en ellos. Y encima, Brian lo hace con mucha gracia, tanta que te olvidás de pensar que la historieta autobiográfica puede irse muy facilmente hacia el narcisismo.
Quien esto escribe confiesa su imposibilidad de hacer historieta cómica autobiográfica. Hice el intento de concebir algo para ofrecerles a los de Historietas Reales porque, como Brian cuando empezó con Semana Onírica, yo también sueño con ser como Max Aguirre, como Angel Mosquito o como Fabián Salazar y publicar entre esos grossos. Pero me topé con mi tara para ser cruel conmigo mismo para hacer humor. Brian no tiene esa tara. Brian puede reírse de su laburo (de SUS laburos, ya que ha tenido varios desde McKosher hasta acá adelante y hasta allá atrás) de su estado físico, de sus derrotas al pool o al basquet, hasta de su propia religión, y lo escribe deliciosamente cómico. Brian se toma en serio el no tomarse en serio. Por eso, aunque haga historieta sobre sí mismo viviendo su vida rutinaria, uno la pasa bien leyendo la historieta como si leyese Asterix.
Si no bastaba con las historietas para convencerse de lo divertido que es leer a Brian, al final del libro está el Diario de Viaje por Medio Oriente, que Brian posteaba en su blog personal mientras vivía en Israel. El mismo estilo, pero sin dibujos.


¿Quién debería comprar El Sabio de Sión?
Aquel que venga siguiendo a Brian desde sus laburos anteriores, no se verá defraudado por este tomo. Acaso no esté a la altura de Shloishim (no puedo saberlo, no lo leí pese a que todos me dicen que es lo mejor que hizo Janchez), pero no defrauda al fan. También aquellos que disfruten lo que se publica habitualmente en Historietas Reales. Y los que disfrutamos el humor en casi todas sus formas.
Si buscás Los Protocolos de los Sabios de Sion y te topaste con ésto, lamento informarte que este libro no es lo que buscás. Es como buscar el último disco de Violetta y encontrarse con la famosa canción de Alcides, o como buscar un libro antisemita y encontrarse con uno de chistes escrito por Norman Erlich.


MAX KING

martes, 3 de junio de 2014

Liga Del Mal

Libro formato 15 x 22 cm, 92 páginas color encuadernado rústico. Editado por Liga del Mal Ediciones y Llanto de Mudo. Autores varios. Blog del grupo de autores: http://ligadelmalcomics.blogspot.com.ar/ Facebook del grupo de autores: https://www.facebook.com/ligadelmal Blog de la editorial: https://www.facebook.com/ligadelmal
Esta tapa es tan linda que no puedo decir nada gracioso sobre ella.
¿Qué onda?
En la última Dibujados me enteré que había un grupo de pibes que tenían un libro llamado La Liga del Mal. Dije pibes porque yo tengo 37 y los autores son todos menores que yo, de lo contrario, con quince años en este metier, los habría conocido antes.
La cosa es que, siendo yo un historietista afecto a los superhéroes, que por convención se organizan en "Ligas", me mandé de cabeza a conseguir este libro editado por el colectivo que componen los autores (que iniciaron, según entiendo, desde Facebook sus respectivas obras y se agruparon, como los superhéroes, con un enemigo común a vencer... la ignonimia, o la no publicación) y la gran garante de la calidad y papa fina que es Llanto de Mudo, la editorial comandada por Diego Cortés.
Pero no, no encontré superhéroes... ni siquiera podría decir que, dado el título, adentro del libro se vieran villanos. La liga no está en el libro, sino en sus creadores. Y son ellos los villanos de la historia. Bien lo dice Fernando Calvi en la introducción cuando resalta en los autores que son "tipos que tienen dos dedos de frente como para asumirse un poco jodidos, medio malos, normales, bah."
La Liga no está en las historietas porque no hay superhéroes y son en general historietas de géneros diferentes. Y los villanos son los autores por lo que les hacen pasar a sus personajes.
¿Desilusión? Para nada. Esta ecléctica selección (el único que quedó afuera del libro fue Mendieta Recibe, aunque su autor sí está en el libro con otra pieza) no tiene desperdicio. Hay estilos de dibujo diferentes, pero todos se ven hermosos, y acaso el ordenamiento de las obras haya sido azaroso, pero está muy bien y se lee con fluidez entre las diferentes piezas. Eso no es fácil de lograr con obras diferentes entre sí. Seguramente el humor que corre por las venas de todas las piezas tenga algo que ver en esa inexistencia de anticlima entre las historietas. Prólogo de Calvi, seis hermosas historietas a todo color, papel grueso, edición muy buena. Un lujo por donde lo mires.

¿De qué se trata?
Seis historietas componen este tomo, todas vieron la luz inicialmente en Facebook y fueron llevadas al papel para la posteridad.

E.P.I.C., de Tony Ganem y Manu Perotti. Con un estilo humorístico que me recuerda un poco al de Mansión Foster Para Amigos Imaginarios, esta historieta muestra un mundo de aspecto medieval pero con elementos argentinos (detalle muy cercano a mi corazón, claro) donde un pollito con aspiración de ser un héroe guerrero intenta tomar un trabajo en la agencia de asignación de hazañas que se ajuste a la altura de su pretensión y no a la altura de su físico. Mi atención a los detalles me hizo apreciar especialmente que el conejo que asigna las misiones a los guerreros esté tomando mate. Una aventura hilarantemente escrita y dibujada. Y me dejó con ganas de más. No solamente por el potencial del inescrupuloso y ambicioso pollito héroe, sino también por el potencial de esta agencia de Encargos Para Intrépidos Caballeros.

El Horror Sin Nombre, de Diego Simone. Situaciones extraordinarias en contextos ordinarios. Un niño de vacaciones con sus abuelos. Un niño que puede ver cosas que los demás no vemos. Cosas monstruosas. Y sabe que su misión es detener a esos monstruos. Decir más es espoilear. ¿Se puede ser tenebroso sin usar un estilo realista? Simone confirma que sí. Si este pibe llega a adulto y lo que afirma es posta, estaríamos ante un pichón de Constantine, o de Grimm. Pero fijate, porque si el dibujo parece engañar, otras cosas pueden no ser lo que parecen.

El Rey del Horror, de Gerardo Baró. Hay formas y formas de dejarse influir por la cultura japonesa. Si por un lado tenés a Fernando Biz o a Samanta Niz que la rompen con el estilo manga, aquí Baró abraza otras cosas, como las pelis de monstruos o Kaijus. Con un dibujo limpio pero no por eso simplón, con una paleta de colores acotada pero sumamente eficiente y una estética a mi juicio cincuentera, sin que por eso parezca que la historia sucede en esos años, detalles cinematográficos del Kaiju, onomatopeyas en kanji y monstruos se mezclan en un escalofriante chiste de humor negro muy humano que dura 12 páginas. El personaje principal, interesante como es, lo da todo y no sé si dan muchas ganas de ver más de él, probablemente porque el autor ha hecho una apuesta muy alta en esta historieta. ¿Quién sabe? Capaz vemos más de este cazador de monstruos retirado, si el autor concibe más historias, o a lo mejor conocemos más de ese niño que vive en la isla.

2 Deaths, de Industrias Lamonicana y Diego Tipodi. Retrocedemos unos años a la edad de oro del comic strip, antes de la llegada del ComicBook, cuando Chester Gould, Lee Falk y Alex Raymond la dejaban chiquitita en las tiras de los diarios yanquis con impactantes aventuras impresas con colores planos a cuatro tintas. Ahora tomemos ese estilo y creemos un implacable luchador contra el crimen que se enfrenta a los dilemas clásicos de los grandes héroes, una típica: salvar a la gente o atrapar al villano. ¿Cuál es la gracia? Que el villano es un capocómico argentino (¿les mencioné lo mucho que me gusta la mezcla entre las tilinguerías clásicas con las argentinadas más comunes?), Con un final clarmente colocado en el año 39, ya verán por qué, el ritmo frenético de la acción, el acento español peninsular y el dibujo perfecto para la historia, sin poder elegir una historieta favorita entre las impecables 6, 2 Deaths se ubica bien arriba en el ranking.

Taipei, de Pablo Tambuscio. La historia más negra, menos cómica. No sé por qué no apareció en la Fierro, si es la pieza más apta para la revista que dirge Juan Sasturain de todas las de este libro. Un oriental que perdió lo más importante de su vida, entrega lo que le queda para recuperarlo. Historieta triste, dolorosa, pero imposible de abandonar en la lectura. Clarita en la narración, con dos paletas de color diferentes para establecer momento cronológico. Notable y recomendable. Y espero ver más cosas de Pablo, porque ya muestra que la tiene clara.

Orgón, de Patricio Plaza. George Martin, productor de los discos de Los Beatles, establecía que todos los discos de los Fab Four debían terminar (tanto el final del lado A como el del lado B del Long Play) bien arriba. Por eso Help! no termina en el melancólico Yesterday, a mi juicio el final más adecuado, sino en el alegre pero en su contexto descolocado rock and roll de Dizzy Miss Lizzie.
Pues bien, La Liga del Mal culmina su primer Long Play con todo, con una delirante comedia de absurdo con aliens, enfermeros de geriátrico, nietos de 35 solteros y que no tienen sexo, el cerro uritorco y mucha acción, incluso demasiada para un veterano de esa edad. Hay toques Crikfalusianos en el trazo de Plaza, lo que aporta aún más a la hilarante historia, junto con la paleta de colores más brillante y variada de todo el libro. Una historia redonda que no deja lugar para secuelas, pero no vamos a negar que dan ganas de ver más de Patricio.

Si algo hay que criticar a este libro es el hecho de que, pese a que cada obra es presentada con una página de carilla y otra con una viñeta de la historieta y una cita, como en las antologías literarias, nadase dice de los autores. Les repito, yo no los conocía a todos y ando dando vueltas por el medio hace más de 10 años, por lo que asumo que hay todo un público al que este libro tiene que llegar que tampoco conoce a los autores.
Si fuera otro el formato, no diría nada. El comic book no suele hablar de los autores, aunque hemos visto que la Acrion Comics 1 de 1938 tenía una presentación formal de Siegel y Shuster, autores de Superman. Tampoco las revistas de antología como Fierro abundan demasiado en presentaciones, ni siquiera de los autores noveles que han ido apareciendo, aunque Sasturain suele hacer menciones en sus editoriales.
La introducción de Calvi, aunque muestra a las claras que estos muchachos son dignos de nuestra atención, poco y nada habla de los seis "villanos" de esta Liga del Mal, en un libro que tiene la pinta y la forma de una antología literaria, donde casi nunca se elude la breve reseña del autor.
Más allá de este detalle, que me importa a mí porque me interesa saber de estos grossos colegas que no conocía, el libro es tan glorioso que muy probablemente a nadie que lo lea le molestará desconocer de la vida y obra de Baró, Ganem, Lamonicana, Plaza, Simone y Tambuscio... salvo que sea tan hinchapelotas como yo.

¿Quién debería comprar Liga del Mal?
Si no amaras la historieta, no habrías llegado hasta este punto de la nota, así que muy probablemente seas candidato a leer este libro. Seguramente el libro te va mejor si te gustan las aventuras que si sos un enfermo de los superhéroes, un otaku que no puede consumir nada que no se vea como si saliera en la Shonen Jump o un cerrado de la historieta costumbrista. O sea, si sos cualquiera de esos, más que amante de la historieta sos un necio y no merecés leer nada, ni Gaturro siquiera.
Recordando el ejercicio de Magma, que lamentablemente no pasó de un puñado de números, encontrar historieta aventurera que ensaya el camino del humor para recuperar al lector es de agradecer. Ojalá no quede en solamente este libro, y veamos más cosas de estos adorables villanos que hacen historietas en una liga a la que, aunque yo sea del palo de los superhéroes y ellos sean del mal, adscribo sin dudar.


MAX KING