miércoles, 7 de mayo de 2014

Comic Sans

Fanzine formato 14,5 x 20 cm, 24 páginas blanco y negro tapa color. Editado por Ediciones Noviembre. Autor: Brian Jánchez  (http://brianjanchez.blogspot.com.ar/) Sitio de la editorial: http://edicionesnoviembre.blogspot.com.ar/
Claramente no fue Brian el que se mató para hacer esta tapa, lo cual se agradece, porque Brian es un capo.

¿Qué onda?
Dejo el cambio de volante de Ediciones Noviembre para la reseña de El Sabio de Sión y me enfoco en este claro ejemplo de Fanzine editado por Editorial establecida. ¿Por qué digo que es un fanzine? Porque tiene dos características de los fanzines: el editor es el autor y el contenido es lo que al autor le pintó hacer.
Este fanzine reúne lo que Brian indica que son ejercicios de humor. Tanta es la confianza de Brian en su material pese a que son sus palotes humorísticos (tampoco tanto, ya venía haciendo Topati, para diversos medios, como la ya comentada Cripy) que le puso de título el nombre de la peor fuente simil de letra de imprenta hecha a mano que jamás se haya diseñado: Comic Sans. Lo primero que se ve al abrir la revista es una brevísima historia de la tipografía extraída de Wikipedia. Uno, entonces, se pregunta si el tal Vincent Connare puede salir de su casa sin que lo insulten por diseñar ese aborto. Si quieren colaborar en esta causa, acá tienen la foto del mentado.

Véanlo, éste hombre es el creador de una tipografía chota que inunda los powerpoints de gatitos y demás boludeces hechas por gente que ni puta idea de diseño... o de buen gusto.
También es Brian el que declara que es un fanzine. A confesión de parte...

¿De qué se trata?
Adentro de este fanzine no hay historias. Hay chistes. 19 páginas de chistes mechadas con reflexiones del autor sobre el humor y su relación con él. Brian es un gran historietista cómico, pero se asumía como ajeno al chiste gráfico. En este fanzine despunta el vicio y, como humorista gráfico devenido historietista cómico que soy (amateur, sí, amateur, te lo admito) mi opinión personal es que lo hace con suma eficacia. No, no es Bill Watterson, ni lo intenta. ¿Todos los humoristas gráficos deberían aspirar a ser como el autor de Calvin & Hobbes? Pues no, y Brian demuestra que no aspira a eso, sino a ser Brian Jánchez, lo que ya está más que bien, qué joder.
Repasemos los contenidos para que vean que no hablo por boca de ganso o porque quiero quedar bien con Brian para que me edite algo en Noviembre (cosa que agradecería, si tuviera algo para que Brian me edite), sino que he leído la revista.
El breve menú inicia con la editorial del propio autor, luego dos páginas con sendos chistes de cuatro viñetas, del tipo que podés usar en tira en la página final de un diario.
Luego hay un ejercicio para el lector: un chiste de ¿Sabés cómo te dicen a vos? con los globos de respuesta en blanco para que el lector complete a mano, usando a Charly Brown y Peppermint Patti como personajes y con cuatro hermosos ejemplos abajo, en letra pequeña. El chiste obviamente está en esos cuatro ejemplos.
Luego, otra tira más, un hermoso ejemplo de chiste de doble remate. Enfrente, un chiste de viñeta.
Tras la reflexión sobre los chistes de "Cómo te dicen a vos" viene un chiste tan gracioso como incorrecto y dos páginas completas de una historieta sobre cómo ser gracioso, que me recordaron a aquellas páginas de Grondona White en la Hum® o en la MAD sobre un tópico particular.
Un excelentemente construido chiste de hinchas de fútbol,  un dibujo con un texto que habla sobre el personaje dibujado.
Otra tira sobre el amor, la histeria y no saber darse por vencido, un chiste interactivo donde uno puede ser el protagonista sin siquiera tener que saber dibujar, una reflexión sobre Chris Farley y cierra con una historieta de superhéroes de dos páginas que en sí es un chiste, claro.

Francamente, pese a la desconfianza inicial que generó estos ejercicios, la capacidad cómica de Brian se despliega sin problemas en estos trancos cortos. Lo suyo es el humor, y lo puede ejercer en las longitudes que quiera. Y encima tiene un estilo limpio y claro muy caro a mi gusto. Solamente una cosa le puedo criticar a Brian y es su aversión por las tildes. No me alcanza con que al final haya entendido todo lo que escribe, necesito que los acentos estén y estén bien puestos. Acaso pueda culparse a la tipografía que Brian usa en sus gobos de texto, pero sería una ironía: no solamente porque la falta de tildes se presenta en los otros textos de la revista y porque las tipografias modernas de todas las computadoras vienen ya programadas con todos los caracteres acentuados... hasta la tipografía del título de este fanzine venía ya con tildes cuando la lanzaron en el 94.
Más allá de eso, este fanzine demuestra ser un exitoso ejercicio y si estos son los palotes de Brian Jánchez en el humor gráfico, ya podemos regodearnos con lo que nos depara el futuro.

¿Quién debería comprar Comic Sans?

Pasando de los fans de Brian Jánchez, todos aquellos que quieran reirse un rato con chistes que sin ser la distinción de Les Luthiers, tampoco son Sin Codificar. No es una obra maestra del humor, pero es una pequeña balsa de risa en un mar muy escaso de revistas dedicadas al humor gráfico.

MAX KING

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