Tapa ilustrada por Flavio Luccisano que muestra los tres momentos más importantes. El primer episodio de Carlitos tenía mucho blanco en la tapa, éste tiene una ilustración como para poster de película.
¿Qué onda?
El primer tomo de Carlitos dejaba a este veterano perdedor encerrado en un manicomio, acusado de causar el incendio de donde, ataviado con el traje original de Batman de Adam West, rescató a una nena. Así lo confirmamos en Antología de Héroes Argentinos Volúmen 3, de la misma editorial, reseñada en este mismo sitio (ACÁ). Cuando Bizancio rescata a los héroes, encuentra a Carlitos en ese manicomio y le avisa que le va a mandar a alguien. Es en este número donde se verá qué pasó con esa promesa, aún cuando Bizancio ni pinte. Con el creador de Carlitos, Sebastián Ariel Rizzo como mente maestra detrás, él y otros guionistas arman un Carlitos fragmentado en siete historietas cortas que construyen la base del Carlitosverso que se viene, con aliados, enemigos y una épica propia para un héroe que surge, luego de empezar cayendo bien abajo, incluso cuando la pobre vida que llevaba Carlitos al principio de la primera entrega parecía no admitir más subsuelos.
El primer tomo de Carlitos dejaba a este veterano perdedor encerrado en un manicomio, acusado de causar el incendio de donde, ataviado con el traje original de Batman de Adam West, rescató a una nena. Así lo confirmamos en Antología de Héroes Argentinos Volúmen 3, de la misma editorial, reseñada en este mismo sitio (ACÁ). Cuando Bizancio rescata a los héroes, encuentra a Carlitos en ese manicomio y le avisa que le va a mandar a alguien. Es en este número donde se verá qué pasó con esa promesa, aún cuando Bizancio ni pinte. Con el creador de Carlitos, Sebastián Ariel Rizzo como mente maestra detrás, él y otros guionistas arman un Carlitos fragmentado en siete historietas cortas que construyen la base del Carlitosverso que se viene, con aliados, enemigos y una épica propia para un héroe que surge, luego de empezar cayendo bien abajo, incluso cuando la pobre vida que llevaba Carlitos al principio de la primera entrega parecía no admitir más subsuelos.
¿De qué se trata?
Tras un prólogo de Gabriel Bobillo, empieza de lleno la acción con las siguientes piezas de comic:
Kerosene, con guión del propio Bobillo y dibujos de Alberto Aprea.
Se presenta un enemigo, un pesado que hizo guita con negocios turbios, tras leer sobre Carlitos rescatando a la nena quiere beber del caldo de la redención, pero en la leña echa el kerosene de la venganza mafiosa, y se quema con el fuego del tiro con el que pretendía matar dos pájaros. A un admirador de Batman le hacía falta un personaje con la cara quemada como enemigo. Gran guión de Bobillo y un dibujo de Aprea que aporta fuego a la situación, justamente lo que ese guión más le pide.
Víctor y Dumbo "Horas Extras", con guión de Sebastián Rizzo y dibujos de Matías Paolini.
Si Starsky y Hutch fueran de la Bonaerense, no serían Mosca y Smith, sino Víctor y Dumbo. ¿Por qué? Mosca y Smith eran honestos, al fin y al cabo. Victor y Dumbo... son coherentes a su contexto. En el guión, Rizzo muestra la cancha que tiene para mezcar humor, acción y una historia urbana de canas argentinos que hacen "horas extra", y cuando ves lo que hacen, entendés por qué el encomillado. En los dibujos, Paolini pide color, y lo pide demasiado intensamente como para convencerme de que el dibujo es bueno. Tengo un ejemplo patrón para ilustrar cuando un dibujo es tan bueno que aún sin colorear se sostiene: Cazador Nº 7. Originalmente pensada para salir a color, la historieta salió en monocromo por problemas que ya ni recuerdo y es el número en blanco y negro que más me gusta de los siete. El dibujo se veía tan bien en blanco y negro como se iban a ver los siguientes números a color. Y es que el buen dibujo no necesita el color para zafar. Claro que el color puede ayudarlo o incluso mejorarlo, pero siendo bueno, puede prescindir de él.
No pasa con este dibujo de Paolini, que parece necesitar color para llenar todo ese blanco que abunda en las páginas. Es probable que alternando páginas con fondo negro y fondo blanco quedase mejor, o sencillamente la historieta necesitaba color para omitir tantos fondos y dejar tanto espacio en blanco.
Pese a esto, entre el texto y las partes donde el dibujante optó por usar tinta, la acción se comprende y pinta que estos canas también van a ser un "villano recurrente". Que el guionista sea el creador de Carlitos aporta a esta idea.
El Poder de un hombre murciélago, con guión de David Rodríguez y dibujo de Daniel Omar Perez.
Un dibujo prolijísimo, ideal para una historia donde aparecen varios personajes de la vida real. Situada alrededor de los eventos de la primera historieta de Carlitos, el guión de David Rodríguez cuenta lo que pasa con Adam West luego de que Carlitos se llevara el traje. Entre las personas reales que encontré en la historieta, que parecen calcadas de fotos (recurso más que válido, cuando se lo usa bien), encontré, además del actor yanqui del Batman con pancita (inspiración original de mi Chanchman), a Guillermo Francella haciendo de tachero, y a Esteban Espósito haciendo de sí mismo. ¿Quién es Esteban Espósito? Es el creador de El Magni y mente maestra de El Blogazo del Comic y de Magnificomics, y juega un papel fundamental en la historia. ¿Qué tul? Es el efecto magnético que Carlitos tiene en todos nosotros, los fanas de Batman. Una historia redonda dibujada bellamente.
Empatía, con guión de Guillermo Grillo y dibujos de Edu Molina.
El equipo que nos dió Animal Urbano volvió a juntarse, esta vez para hablarnos del flamante miembro de la oficina secreta de Confinamiento y Ficcionalización, al que conocimos en el tomo 1 de Antología de Héroes Argentinos. En uno de sus primeros casos, debe decidir qué hacer con una persona que siente el dolor ajeno. Ese mismo poder lo lleva a ser pieza clave en un descubrimiento inesperado dentro de una importante tragedia de nuestra historia reciente. La pluma de Grillo, entrenada en el ejercicio de su carrera de cineasta, le pone acción a los escuetos textos. Y el trazo de Molina está intacto. Tan grosso es lo de Molina que hay una viñeta, donde se ilustra el choque del tren desde adentro, que me hizo pensar en una especie de Guernica argentino. Cosas que te pasan cuando te gusta mucho el laburo de alguien, a lo mejor, o a lo mejor es que Molina es un grosso, nomás.
Máximo, nace un héroe, con guión de Adrián Paglini y dibujos de Adrián Ruano.
Adrián es el editor de Universo Retro, una editorial que empezó haciendo juegos de cartas y ahora recaló en esto de editar historietas. Algo así como lo que pasó con Panini o Sticker Design. Pero a diferencia de esas editoriales, el capo de Universo Retro sabe hacer guiones de historieta. Si querés, discutile si es bueno o no, como se lo podríamos discutir a otros que han estado en la posición de poder de decidir si algo es digno de publicarse o no, como Andrés Accorsi, que no es precisamente jactancioso de sus poco guiones que llegaron a convertirse en una historieta. Pero Paglini, me parece, entiende de lo que hace, y presenta una historia, dibujada en un estilo bastante comic yanqui de un nene nacido en Grecia (única marcada de cancha: tengo entendido que los griegos dejaron de creer en Zeus y los olímpicos hace bastante más de 35 años, y abrazaron la fe católica) aparentemente tan fulero que los padres tratan de ahogarlo en el mar, convencidos de que fueron maldecidos por Zeus (¿?). Como fuere, el pibe acaba en un cajón de madera en un buque mercante griego y es encontrado por un argentino en el puerto de Santos, Brasil. El pibe crece en el humilde hogar de aquel hombre y su mujer, que lo tratan como a un hijo, viendo a los Titanes En el Ring en la tele y aprendiendo a defenderse a los golpes y de grande, decide convertirse en luchador y salir a buscar a sus ídolos, para lo que viaja a Buenos Aires. Encuentra nada menos que al Ancho Peucelle, quien lo entrena a cambio de que lo ayude con un asunto cuando llegue el momento. El asunto tiene algo que ver con Carlitos, pero no me queda claro si El Ancho piensa que Carlitos es enemigo o amigo. Mientras, el pibe despunta el vicio de la lucha vigilando el barrio, trompeándose con pungas y salvando a una chica ciega a la que parece tenerle echado el ojo, dejando la idea general de que Adrián y Ruano acaban de presentar un personaje interesante para seguirlo más allá de su relación con Carlitos y con El Caballero Rojo, integrado al Carlitosverso rato ha.
Aunque el guión sea observable en cuanto a detalles (cosa en la que soy, ya lo dije, un hinchapelotas), se lee sin problemas y deja muchas puntas interesantes para explorar, lo que siempre es bueno cuando uno presenta un personaje con la intención de seguirlo.
Sacarse la careta, con guión de Nicolás Mobiblia y dibujos de Pablo Canadé.
En una historia más que redondita se nos presenta el comienzo de la carrera de la primera de los Robins que seguramente acompañarán al "Batman" de Carlitos. Intensa, interesante, comprometida, la historia muestra cómo las conciencias burguesas esconden en su interior aquello que endilgan a quienes ven diferentes, quienes no se conforman con ser lo que les asignaron, lo que les toca, y quieren algo de justicia, de dignidad y de respeto. El dibujo parece hostil a la vista al principio, pero resulta adecuado a la oscuridad de la historia, al final. Acaso le encontré una inspiración en el Frank Miller de The Dark Knight Returns, acaso necesite anteojos, como sea, parece el dibujo adecuado para el guión y sus detalles.
Escape de Arjam, con guión de Sebastián Rizzo y dibujos de Ricardo Fullana.
No puedo ser bueno con esta pieza. Puedo ser piadoso, de hecho, tiendo a serlo cuando hablo de los colegas fanzineros, pero leer este guión de Seba llevado a cabo por Fullana de esta manera me hace muy difícil apiadarme. Este guión merecía otro trato gráfico. Más que nada porque es el guión que narra el escape de Carlitos del manicomio en el que lo encerraron, y luego de que la llegada de Chiche Gelblung para entrevistarlo evitara su suicidio. Merece mejor trato gráfico EL momento en que cambia la historia de Carlitos, el momento en que recupera la libertad, tras mucho tiempo adentro.
El dibujo es denso, es feo, de a ratos no se entiende. El único que se nota bien la cara es Chiche Gelblung, que aparece con el objeto de entrevistar a Carlitos en virtud de eso que lo tiene allí encerrado: lo que, muy consecuentemente, para Chiche, Carlitos hizo sin dudas: asesinar dos personas e incendiar la casa disfrazado de Batman. El loquero donde lo tienen encerrado a Carlos está lleno y es un polvorín por explotar, pero el dibujo no refleja la tensión, sino solamente el hacinamiento y la agresión. No hay trazos que distingan dónde hay que mirar, el thick & thin no se nota, o se nota muy poquito. Muchas escenas tienen tal densidad que hay que verlas mucho para lograr entender. Y eso más allá de si el estilo me gusta o no. No entendí toda la acción de una sola lectura.Una pena.
Más allá de este final con sinsabores, el libro toma la historia donde quedó en la primera parte, se contagia del espíritu antológico de la publicación hermana y entrega un popurrí de historias que construyen el Carlitosverso y lo expanden. Carlitos está para quedarse, y si tiene dibujantes que lo sepan tratar de acuerdo a la historia que cuenta, tenemos un gran Carlitos. Como dibujante que ha entregado guiones a otros para que lo dibujen, sé lo hermoso que es ver que un dibujante hace con tu guión lo que esperabas de él, que te trata bien el guión.
¿Quién debería comprar Carlitos Año 2: "Héroes o Demonios"?
Si leíste la primera Carlitos, si estás siguiendo la serie de Antología de Superhéroes Argentinos, si te van los superhéroes, el comic nacional y/o creciste viendo Titanes en el Ring en alguna de sus encarnaciones, tenés que darle una chance a este libro. Su selección ecléctica de dibujantes puede parecerte una montaña rusa de emociones, pero al cabo ¿quién se aburre en una montaña rusa?
MAX KING
Tras un prólogo de Gabriel Bobillo, empieza de lleno la acción con las siguientes piezas de comic:
Kerosene, con guión del propio Bobillo y dibujos de Alberto Aprea.
Se presenta un enemigo, un pesado que hizo guita con negocios turbios, tras leer sobre Carlitos rescatando a la nena quiere beber del caldo de la redención, pero en la leña echa el kerosene de la venganza mafiosa, y se quema con el fuego del tiro con el que pretendía matar dos pájaros. A un admirador de Batman le hacía falta un personaje con la cara quemada como enemigo. Gran guión de Bobillo y un dibujo de Aprea que aporta fuego a la situación, justamente lo que ese guión más le pide.
Víctor y Dumbo "Horas Extras", con guión de Sebastián Rizzo y dibujos de Matías Paolini.
Si Starsky y Hutch fueran de la Bonaerense, no serían Mosca y Smith, sino Víctor y Dumbo. ¿Por qué? Mosca y Smith eran honestos, al fin y al cabo. Victor y Dumbo... son coherentes a su contexto. En el guión, Rizzo muestra la cancha que tiene para mezcar humor, acción y una historia urbana de canas argentinos que hacen "horas extra", y cuando ves lo que hacen, entendés por qué el encomillado. En los dibujos, Paolini pide color, y lo pide demasiado intensamente como para convencerme de que el dibujo es bueno. Tengo un ejemplo patrón para ilustrar cuando un dibujo es tan bueno que aún sin colorear se sostiene: Cazador Nº 7. Originalmente pensada para salir a color, la historieta salió en monocromo por problemas que ya ni recuerdo y es el número en blanco y negro que más me gusta de los siete. El dibujo se veía tan bien en blanco y negro como se iban a ver los siguientes números a color. Y es que el buen dibujo no necesita el color para zafar. Claro que el color puede ayudarlo o incluso mejorarlo, pero siendo bueno, puede prescindir de él.
No pasa con este dibujo de Paolini, que parece necesitar color para llenar todo ese blanco que abunda en las páginas. Es probable que alternando páginas con fondo negro y fondo blanco quedase mejor, o sencillamente la historieta necesitaba color para omitir tantos fondos y dejar tanto espacio en blanco.
Pese a esto, entre el texto y las partes donde el dibujante optó por usar tinta, la acción se comprende y pinta que estos canas también van a ser un "villano recurrente". Que el guionista sea el creador de Carlitos aporta a esta idea.
El Poder de un hombre murciélago, con guión de David Rodríguez y dibujo de Daniel Omar Perez.
Un dibujo prolijísimo, ideal para una historia donde aparecen varios personajes de la vida real. Situada alrededor de los eventos de la primera historieta de Carlitos, el guión de David Rodríguez cuenta lo que pasa con Adam West luego de que Carlitos se llevara el traje. Entre las personas reales que encontré en la historieta, que parecen calcadas de fotos (recurso más que válido, cuando se lo usa bien), encontré, además del actor yanqui del Batman con pancita (inspiración original de mi Chanchman), a Guillermo Francella haciendo de tachero, y a Esteban Espósito haciendo de sí mismo. ¿Quién es Esteban Espósito? Es el creador de El Magni y mente maestra de El Blogazo del Comic y de Magnificomics, y juega un papel fundamental en la historia. ¿Qué tul? Es el efecto magnético que Carlitos tiene en todos nosotros, los fanas de Batman. Una historia redonda dibujada bellamente.
Empatía, con guión de Guillermo Grillo y dibujos de Edu Molina.
El equipo que nos dió Animal Urbano volvió a juntarse, esta vez para hablarnos del flamante miembro de la oficina secreta de Confinamiento y Ficcionalización, al que conocimos en el tomo 1 de Antología de Héroes Argentinos. En uno de sus primeros casos, debe decidir qué hacer con una persona que siente el dolor ajeno. Ese mismo poder lo lleva a ser pieza clave en un descubrimiento inesperado dentro de una importante tragedia de nuestra historia reciente. La pluma de Grillo, entrenada en el ejercicio de su carrera de cineasta, le pone acción a los escuetos textos. Y el trazo de Molina está intacto. Tan grosso es lo de Molina que hay una viñeta, donde se ilustra el choque del tren desde adentro, que me hizo pensar en una especie de Guernica argentino. Cosas que te pasan cuando te gusta mucho el laburo de alguien, a lo mejor, o a lo mejor es que Molina es un grosso, nomás.
Máximo, nace un héroe, con guión de Adrián Paglini y dibujos de Adrián Ruano.
Adrián es el editor de Universo Retro, una editorial que empezó haciendo juegos de cartas y ahora recaló en esto de editar historietas. Algo así como lo que pasó con Panini o Sticker Design. Pero a diferencia de esas editoriales, el capo de Universo Retro sabe hacer guiones de historieta. Si querés, discutile si es bueno o no, como se lo podríamos discutir a otros que han estado en la posición de poder de decidir si algo es digno de publicarse o no, como Andrés Accorsi, que no es precisamente jactancioso de sus poco guiones que llegaron a convertirse en una historieta. Pero Paglini, me parece, entiende de lo que hace, y presenta una historia, dibujada en un estilo bastante comic yanqui de un nene nacido en Grecia (única marcada de cancha: tengo entendido que los griegos dejaron de creer en Zeus y los olímpicos hace bastante más de 35 años, y abrazaron la fe católica) aparentemente tan fulero que los padres tratan de ahogarlo en el mar, convencidos de que fueron maldecidos por Zeus (¿?). Como fuere, el pibe acaba en un cajón de madera en un buque mercante griego y es encontrado por un argentino en el puerto de Santos, Brasil. El pibe crece en el humilde hogar de aquel hombre y su mujer, que lo tratan como a un hijo, viendo a los Titanes En el Ring en la tele y aprendiendo a defenderse a los golpes y de grande, decide convertirse en luchador y salir a buscar a sus ídolos, para lo que viaja a Buenos Aires. Encuentra nada menos que al Ancho Peucelle, quien lo entrena a cambio de que lo ayude con un asunto cuando llegue el momento. El asunto tiene algo que ver con Carlitos, pero no me queda claro si El Ancho piensa que Carlitos es enemigo o amigo. Mientras, el pibe despunta el vicio de la lucha vigilando el barrio, trompeándose con pungas y salvando a una chica ciega a la que parece tenerle echado el ojo, dejando la idea general de que Adrián y Ruano acaban de presentar un personaje interesante para seguirlo más allá de su relación con Carlitos y con El Caballero Rojo, integrado al Carlitosverso rato ha.
Aunque el guión sea observable en cuanto a detalles (cosa en la que soy, ya lo dije, un hinchapelotas), se lee sin problemas y deja muchas puntas interesantes para explorar, lo que siempre es bueno cuando uno presenta un personaje con la intención de seguirlo.
Sacarse la careta, con guión de Nicolás Mobiblia y dibujos de Pablo Canadé.
En una historia más que redondita se nos presenta el comienzo de la carrera de la primera de los Robins que seguramente acompañarán al "Batman" de Carlitos. Intensa, interesante, comprometida, la historia muestra cómo las conciencias burguesas esconden en su interior aquello que endilgan a quienes ven diferentes, quienes no se conforman con ser lo que les asignaron, lo que les toca, y quieren algo de justicia, de dignidad y de respeto. El dibujo parece hostil a la vista al principio, pero resulta adecuado a la oscuridad de la historia, al final. Acaso le encontré una inspiración en el Frank Miller de The Dark Knight Returns, acaso necesite anteojos, como sea, parece el dibujo adecuado para el guión y sus detalles.
Escape de Arjam, con guión de Sebastián Rizzo y dibujos de Ricardo Fullana.
No puedo ser bueno con esta pieza. Puedo ser piadoso, de hecho, tiendo a serlo cuando hablo de los colegas fanzineros, pero leer este guión de Seba llevado a cabo por Fullana de esta manera me hace muy difícil apiadarme. Este guión merecía otro trato gráfico. Más que nada porque es el guión que narra el escape de Carlitos del manicomio en el que lo encerraron, y luego de que la llegada de Chiche Gelblung para entrevistarlo evitara su suicidio. Merece mejor trato gráfico EL momento en que cambia la historia de Carlitos, el momento en que recupera la libertad, tras mucho tiempo adentro.
El dibujo es denso, es feo, de a ratos no se entiende. El único que se nota bien la cara es Chiche Gelblung, que aparece con el objeto de entrevistar a Carlitos en virtud de eso que lo tiene allí encerrado: lo que, muy consecuentemente, para Chiche, Carlitos hizo sin dudas: asesinar dos personas e incendiar la casa disfrazado de Batman. El loquero donde lo tienen encerrado a Carlos está lleno y es un polvorín por explotar, pero el dibujo no refleja la tensión, sino solamente el hacinamiento y la agresión. No hay trazos que distingan dónde hay que mirar, el thick & thin no se nota, o se nota muy poquito. Muchas escenas tienen tal densidad que hay que verlas mucho para lograr entender. Y eso más allá de si el estilo me gusta o no. No entendí toda la acción de una sola lectura.Una pena.
Más allá de este final con sinsabores, el libro toma la historia donde quedó en la primera parte, se contagia del espíritu antológico de la publicación hermana y entrega un popurrí de historias que construyen el Carlitosverso y lo expanden. Carlitos está para quedarse, y si tiene dibujantes que lo sepan tratar de acuerdo a la historia que cuenta, tenemos un gran Carlitos. Como dibujante que ha entregado guiones a otros para que lo dibujen, sé lo hermoso que es ver que un dibujante hace con tu guión lo que esperabas de él, que te trata bien el guión.
¿Quién debería comprar Carlitos Año 2: "Héroes o Demonios"?
Si leíste la primera Carlitos, si estás siguiendo la serie de Antología de Superhéroes Argentinos, si te van los superhéroes, el comic nacional y/o creciste viendo Titanes en el Ring en alguna de sus encarnaciones, tenés que darle una chance a este libro. Su selección ecléctica de dibujantes puede parecerte una montaña rusa de emociones, pero al cabo ¿quién se aburre en una montaña rusa?
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