martes, 15 de julio de 2014

MÉTALE FIERRO 1 -Revista Fierro Nº 92

Cuando concebí esta sección, la idea era que, desde un lugar que reseña historietas independientes y donde se hace énfasis en no ser demasiado duro con nadie, a practicamente el único medio importante que publica historietas nacionales no le podemos hacer precio y le tenemos que dar, justamente, con un fierro. Al cabo, no hay nada en el mercado argentino como la Fierro que publica La Página (o sea, Página/12), un medio profesional, que publica historietas profesionales hechas por profesionales, con un editor que no es autor de las historietas que publica, que se dedica a editar y tal. Fierro es el mainstream de la historieta, en esta época de ausencia de Frontera, de Columba, de Abril, de De La Urraca, así que de independiente no tiene nada.
Pero llegamos al momento de reseñar un número de Revista Fierro y JUSTO toca uno de los mejores números de esta segunda época de la revista.
Contemos, pues, de qué se trata todo y por qué este especial del mundial es de lo mejorcito que hemos leído en toda esta etapa de la revista dirigida po Juan Sasturain y Lautaro Ortiz.

Un poco de historia.
Para el que está de veras en bolas en la vida, hay que contar que Fierro empezó siendo Fierro a Fierro, historieta para sobrevivientes, en el 84, dentro de Ediciones de la Urraca, como un reflejo nacional de revistas de antología como Metal Hurlant y Heavy Metal, muy populares en esos años en EEUU y Europa.
Dirigida por Sasturain, la revista entonces era más gorda, más completa y con menos colores que la actual. Tenía notas varias, algunos autores internacionales y mucha papa fina.
Ricardo De Luca ha escrito una gran nota comparando ambas épocas de la revista y marcando la cancha de esta Fierro modelo Siglo XXI AQUÍ.
Con esta nueva etapa y este nuevo formato, la variedad más que el gusto ha traído la inconformidad. En la variopinta selección habitual de la revista, lo que yo he notado es que los números fluctúan entre aceptables y perdonables. Y normalmente unos se suceden con los otros. Seguramente eso se deba a que pocas veces verán dos episodios consecutivos de nada que se publique en la revista, por lo que números con varias piezas interesantes se turnan con números que se perdonan por las pocas piezas dignas de leerse. Ya cerca de romper la barrera de los 100 números, esa que mancó la etapa previa, esa que se ensalza como tan gloriosa, dudo que estén haciendo eso porque siguen existiendo cantidad de historietas que no se publicaron en los 15 años que la revista no salió. Han pasado años como para haber sacado muchas de esas piezas y si no lo hicieron, no creo que lo hagan, ya.

Lo que no me banco
Generalmente hay, más que piezas en particular, autores que no me generan pasión entre los que salen en la revista. Algunos de ellos son monstruos sagrados, incluso gente que respeto, pero cuyo laburo en la Fierro no me logró conquistar.
No conozco en persona al tipo, pero El Tomi me tiene un poco hastiado. Virtuoso a la hora de dibujar, con un estilo preciosista y muy claro aún sin el uso de la línea clara, las historietas que crea me resultan un exceso de paja la mayor parte de las veces. Pitos y conchas, mujeres en culo, sexo bastante explícito, no parece haber otra cosa en el imaginario de El Tomi. Y en más de una ocasión me dio la sensación de que no había siquiera un hilo conector para las escenas de desconche.
Entiendo la admiración al dibujante, pero en una revista de historietas espero que las historietas me cuenten algo.

Quattordio es un autor que tuve el agrado de conocer en persona. Un tipo sencillo, sin divismos, que me trató como un par cuando yo recién empezaba. UN SEÑOR. No obstante, lo que ha hecho en Fierro desde que Sasturain lo rescató del olvido no está a la altura de su calidad humana. Antes de hacer la historieta de superhéroes peronistas que hace ahora, hizo una donde no lograba dar a entender que sus despotriques contra el mundo comiquero eran una ironía, ofendiendo gente a su paso sin quererlo.

He hablado aquí de Fernando Calvi, de cuyas historietas en esta revista no logré adorar a ninguna. Eso se debe muchísimo más a su estilo actual que a cualquier otra cosa. El modo en que Calvi dibuja ahora no me cautiva como aquel con el que lo conocí en Megamán y las Bruno Helmet originales. Es algo totalmente subjetivo, porque la técnica de Fernando es impecable. Nada me impide leer lo que hace, pero tengo negado el disfrute con esos dibujos que se me figuran un poco cubistas.

Es así que sucede que cuando hay piezas de cualesquiera de estos tres caballeros en la revista, el medidor se me baja hasta "Perdonable". Sepan perdonarme los tres, pero es cosa de gustos.
Curiosamente, dos de estos tres autores no son de la partida en este número 92 de Fierro.

D10S bendiga al fútbol.
Algo que suele hacer ruido de la FIERRO de esta época es el hecho de estar siempre compuesta mayoritariamente de historietas que no están realmente pensadas para la revista y, a veces, ni siquiera están pensadas para editarse en Argentina. Casi la totalidad del material que sale en la revista se pensó principalmente para salir en un bonito libro o para salir en un bonito libro en Francia/España/Italia.
No hay casi nada (salvo las dos secciones de texto, algunas tiras y cosas muy sueltas) que haya sido hecho con la revista en mente, sino adaptándose a ella pero desde el objetivo primario del libro.
Ahí es donde este número resalta, porque al estar concebido con el Mundial de Fútbol en mente, la mayor parte del material gira alrededor de premisas pautadas por la propia revista. Incluso el material que no se realizó para la revista en sí encaja perfecto.
Las historietas que componen el número son éstas y tienen casi todas por disparador conceptos del futbol, acompañados por los fragmentos de las reglas del juego correspondientes.
(Fuera de Juego) Sorete de Luto, por Spósito y Maicas.
Los que habitualmente hacen Barrio Gris crearon una historia de un árbitro de futbol en el mismo tono que su laburo habitual, pero a todo color. Barrio Gris es de lo que nunca me falla en la Fierro, y esta historieta no desentona en lo absoluto. Cumple con todo.

(Cargar al Adversario) Chamuyo, por Saborido y Agrimbau.
Futbol y terror, pero sin mostrar fracturas expuestas. Iba a decir realismo mágico, pero lo que narra la historia es más tirando a oscuro, pese a que todo sucede con plena luz. Se ve de lejos la cancha de Saborido, de sus años de laburo. Y aunque Diego Agrimbau ni tiene tantos años como Félix haciendo lo suyo, se le nota también que la tiene clara.

Tiempo de descuento, de Parés y Podetti.
Los capos de Diego y Esteban llevan a Willy Divito y los locos del plumín, su serie delirante de parodia grotesca en la que ponen a famosos dibujantes de historietas argentinos en situaciones imposibles y absurdas, a una nueva aventura con el fútbol solamente como excusa en el título y en la tira del procer Durval que dispara toda la historia. Cualquier lugar donde pasen Parés y Podetti es mejor por eso. Y encima lo hacen aparecer a Gustavo Sala en la cola de candidatos a reemplazar a Durval.

Pique, de Farías y Jok.
Otra muestra de que Jok puede dibujar con igual solvencia una fantasía de espadas y demonios y una de delincuentes conurbanos. Un par de amigos hacen un laburito para probarse ante una "famiglia" y, como en un fichín de los clásicos, en la final deben enfrentarse. Para los que tenemos problemas para narrar contando mucho en poco tiempo, esta historieta de cuatro páginas es casi de manual. Hay que tomar nota y aprender. Y todo usando el concepto de pique como punto cúlmine.
Cantitos Ofensivos, por Gustavo Sala.
Sala hace que uno quiera comprar la Fierro para no tener que esperar el recopilatorio. Acá no hay una de las delirantes historietas absurdas de Gustavo, sino una serie de grotescas caracterizaciones de hinchas y sus cantos respectivos. Como todo lo que hace Sala, parece que empieza en serio y se va bien a la mierda en seguida.
(Patada de atrás) Pequeño Manual para Triunfar en la Copa "Mais Grande Do Mundo" por Iturrusgarai.
Más humor de parte del creador de los Vaqueros Gays (sí, los creó antes que Secreto en la Montaña). Es bueno leer algo de humor de un Brasilero escribiendo para Argentina. Iturrusagarai nunca es preciosista gráficamente, pero al dibujo humorístico solamente se le pide que sea funcional a la gracia que se busca transmitir.
Tarjeta Roja, por Saccomano y Mandrafina.
En una revista como la Fierro, que actualmente se regodea en su uso del color, las historietas que dibuja Mandrafina en el más clásico blanco y negro se destacan, no solamente por eso mismo, sino porque además Mandrafina dibuja como para sacarse el sombrero. Para colmo, el guión de Saccomano, prácticamente un monólogo del protagonista acompañado con precisión visual por Mandrafina, construye otro ejercicio de "contar mucho en poco espacio". Lo que se dice, hacer la jugada en una baldosa, concepto futbolero si los hay. La historia generada por el concepto ofrecido vuelve a acercarnos al hampa y a los momentos en donde las fidelidades se ponen a prueba. Un poco como la de Farías y Jok, pero en otra época y otro contexto.
La Red, por Lunik.
La vi de lejos y no me animé a saludarla en Dibujados y me arrepiento de eso. Lunik dibuja hermoso. Me encuentro con sus laburos en el consultorio de mi terapeuta, en la revista OhLaLa! Y debería haber comprado el recopilatorio. Acá en la Fierro, toma la red y la hace brillar (por su ausencia) en una historieta de una página donde el relato se desarrolla en cada ventana del edificio. Humor negro para redondear. No es lo más lindo que le vi dibujar y me atrevería a decir que es lo menos vistoso de todo el número. Pero no me parece que haga caer el promedio del número.
Raven On the Wing, por Tully y Solano López.
En un interesante texto de Laura Vázquez se nos presenta la historieta central y pieza principal del número futbolero, creo que la única historieta no concebida a propósito de este número. Solano se había ido a laburar a Europa y recaló en la editorial Fleetway, donde dibujó, junto a un selecto grupo de ayudantes, una historieta de fútbol donde un equipo inglés incorpora en sus filas a un gitano que la mueve. Cualquiera diría que el tal Raven está basado en Maradona, si no fuera porque la historieta fue hecha en 1968, cuando el Diego tenía apenas 8 añitos y ni siquiera estaba en los Cebollitas. Para eliminar la chance de referencia, Raven deja de ser publicada en el 74, año en el que el Diego entra en Argentinos Juniors.
Fuera de eso, estamos ante la más clara e inequívoca historieta futbolera de todas. El equipo Inglés va a Perú a jugar una final de un torneo de clubes ante un equipo local y deberá enfrentar no solamente el juego del rival en el campo, sino sus jugadas sucias fuera de la cancha. Por suerte está Raven para salvarlos. Encima usa la 10. No digan que Solano no era un visionario al concebir gráficamente a este pibe de pelo ensortijado y talentosas gambas que hace magia en más de un sentido brillando entre los distinguidos y remilgados jugadores bretones. Un tesoro recuperado que engalana un número que ya hasta acá venía muy bien.
Tiro Libre, por Ortiz e Iñaki.
Si no puse a esta dupla en la sección de Lo Que No Me Banco es porque sus piezas habituales me resultan más comprensibles. Este trío de páginas me costó entenderlo. Necesité tres relecturas para empezar a comprender lo que pasa, y así y todo, el final es neblinoso, aunque tenga color y la línea precisa de Iñaki Echeverría. Debo ser yo, seguramente, aunque me temo que no, y que me gusta más el laburo de Iñaki cuando hace dibujo humorístico.
(Vestimenta Deportiva) Te de Nuez Especial Fútbol, por Lucas Nine.
Lucas Nine tiene un curioso talento con un efecto aún más curioso en mí. Su dibujo es estilizado pero no es lindo; es difuso, pero se entiende muy bien, huele a viejo, pero es fresco. Y aunque visualmente no me atrae, no puedo dejar de leerlo, porque es un placer. Lucas hace historietas deliciosamente graciosas. La saga de Té De Nuez había terminado hace rato, pero Lucas trajo de regreso a Timoteo, del Ministerio de Asuntos Infantiles (junto a su ama de leche, Mamelón) para organizar un partido entre buenos y malos. Los buenos ganan, pero de qué forma. Nine consigue hacer su gracia a fuerza de contrastar entre el tono del dibujo, como dije, con pinta de estar influído por viejos ilustradores de fines del XIX a principios del XX, algunos diálogos que remiten a formas de hablar correctas y de tiempos del jopo, y remates quebradores de todo eso. Sí, los buenos ganan, pero de mala forma, porque lo importante es ganar, y al cabo los rivales eran todos malos.
Mano Intencionada, por El Tomi.
¡NO LO CREO AUNQUE LO VEO! El Tomi hizo cuatro páginas sin dibujar una mísera teta. Cuando no te distrae con garchas, tetas y panochas, lo bien que dibuja este tipo se nota mucho más. Si yo dirigiera una nueva revista Hum®, El Tomi haría las tapas. Esta historieta, repasando las manos de personajes históricos y lo que éstas dicen, es casi una colección de ilustraciones, aunque enlazadas por la secuencia y el relato que acompaña esa secuencia. No me hizo caer los calzones, pero es tan milagroso que El Tomi haya dejado por un instante de dibujar como si aún existiese la SexHum® que a lo mejor la estoy sobrevalorando. Pero ahí donde otros autores usualmente zafan y acá estuvieron flojos, el que no me bancaba metió uno de los puntos altos del número. Satisfacción.
(Penal) La Verdadera Historia del Arquero Abelardo Orquidi, por Angel Mosquito.
Mosquito nunca me defrauda. Ya sea con guiones de Fede Reggiani o en solitario, el inestimable Angel Mosquito me gana con casi todo lo que hace. En otra historieta futbolera del número, Mosquito nos pica con una genial historia de futbol "de ascenso", en bello blanco y negro con grises de trama. He visto dibujos de futbolistas más gráciles que los de Mosquito, pero no sé si más expresivos. Mosquito sabe hacer expresarse con la cara y el cuerpo a sus personajes, es uno de sus dones. Otro punto alto de esta Fierro con un final de remate.
(Invasión de Campo) Alma de Hincha, por Alejandro García y Nicolás Brondo.
Una historieta que se mete en el mundial mismo. Ya antes del mundial, la historieta, que se ubica al lado del alma de un hincha muerto a poco de la final. El hincha quiere ver el partido entre Argentina y Brasil y mueve el cielo (la tierra no porque ya no está en ella como para moverla) para poder ver esa final.Un guión bastante aceptable de Alejandro García. El dibujo de Brondo no me gusta mucho, pero le doy crédito por laboriosidad merced a esa viñeta donde el alma desciende al Maracaná. El estadio y sus alrededores se ven de fondo, seguramente calcados de una foto, pero calcado a mano, con trazos seguros y prolijos, y la siguiente página, con el dibujo amplio de la grada con los hinchas argentinos. A grosso modo, debe haber dibujado más de 100 personas en esa página. Y la historia se resuelve bien. No está a la altura de otras piezas del número, pero no es tampoco la peor, lo que en un número tan bueno, es ya mucho.

(Juego Brusco) El otro Messi, por Emilio Utrera.
Otra bien futbolera para coronar el redondo número futbolero de Fierro.
Otra historieta en blanco y negro. Curioso que uno de los mejores números de la nueva Fierro tenga muchas piezas en blanco y negro como la vieja Fierro, que a lo sumo se imprimía a dos tintas, salvo, claro está, la tapa. Aquí tenemos una muy contundente historia de violencia y fútbol y de fútbol en la violencia y de violencia en el fútbol, con un relato claro y entretenido. Algunas viñetas se me hacen un poco saturadas y confusas, pero en general el laburo es claro y de deja comprender. Tampoco es la mejor pieza, pero deja bien parado al número en el final.

Aunque hubo puntos flojos, el número muestra diferencias con lo habitual: es más parejo, no tiene ninguna historieta penosa y hasta diría que deberían hacer algo así siempre, con tal que los autores hagan cosas pensando en la revista y no en tomos para Francia.

Será hasta la próxima, cuando esperamos tener más con qué meterle fierro a la Fierro.


MAX KING

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